La conmovedora historia de Arnulfo Castorena, atleta paralímpico que ganó oro en París

Arnulfo vivió momentos tristes en su vida, pero jamás se rindió y hoy es un claro ejemplo que cuando se quiere, todo es posible.

Créditos: X @MParis2024
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Ciudad de México. -  El nombre de Arnulfo Castorena acaparó los titulares de los diarios deportivos más importantes de México, la razón: ganó oro en los 50 m pecho SB2 de la natación en los Juegos Paralímpicos de París.

Sin embargo, aunque ahorita todo es felicidad y aplausos, la vida de Arnulfo no siempre estuvo así.

Antes de convertirse en un gran atleta, el hombre vivió adversidades desde su primer segundo de vida, ya que su madre murió en el parto y su padre lo abandonó al saber que tenía discapacidades.

Su abuela materna lo crío y posteriormente entró en un internado de rehabilitación llevado por monjas.

De acuerdo a Alberto Lati en su publicación 100 Glorias de México, el atleta conoció a una religiosa a la que llamó “Sor Chiva”, por su afición al equipo de Guadalajara. Gracias a ella su amor por la natación creció y sus cualidades para ese deporte quedaron exhibidas.

Sin embargo, a los 12 años de edad, regresó a Guadalajara luego de la muerte de su abuelita. Arnulfo quedó a cargo de una de sus tías.

Ahí su vida cambió ya que se involucró con la violencia y las drogas; su familia con la que llegó vivía en esa situación.

“Tantas cosas feas a mi alrededor, pero nunca me hizo sentir mal. Sobre todo, la drogadicción, porque veía cómo mi familia se drogaba delante de mí, yo tenía en mis manos, a veces, la droga. Yo pensaba y decía: ‘Si ellos lo hacían ¿por qué yo no?’ quería saber qué se sentía, pero, nunca se me dio hacerlo”, expresó en su momento.

Pese a ello, el deportista no se rindió y buscó la manera de sacar dinero para poder pagar un programa de entrenamientos.

Arnulfo reconoció que tuvo que trabajar en las calles limpiando parabrisas y vendiendo chicles.

“Viví entre fuego, pero nunca me quemé, fui una persona muy fuerte a pesar de cosas que me hacía mi familia. Nunca tiré la toalla, nunca me imaginé ser un gran deportista”.

Su ambición lo llevó a conocer a un funcionario del Consejo Estatal del Deporte de Jalisco y con 18 años fue invitado a un programa de alto rendimiento y a partir de ese momento inició con su preparación profesional.

Su primera medalla cayó en Sídney 2000 con un oro en la prueba de 50 m braza SB2. También tiene medallas en Atenas 2004, Londres 2012, Tokio 2020 y París 2024. Ahora apunta a Los Ángeles 2028.