Washington, D.C.- El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, presidió este jueves la formalización de un pacto de cese al fuego entre los mandatarios de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, y de Ruanda, Paul Kagame. El acto, celebrado en la capital estadounidense, fue promovido por el republicano como el octavo logro diplomático de alto perfil desde su regreso a la escena política este año.
Este entendimiento diplomático está intrínsecamente ligado a dos acuerdos comerciales paralelos. Trump confirmó que estos convenios garantizan a empresas de Estados Unidos el derecho a explotar los vastos recursos mineros de ambas naciones africanas, lo que incluye minerales críticos y tierras raras.
"Vamos a observar resultados muy pronto", declaró el presidente estadounidense inmediatamente después de la firma, calificando el evento como "un gran día para África, y un gran día para el mundo". Trump enfatizó que esta iniciativa forma parte de una estrategia nacional para reducir la dependencia de Estados Unidos de China, que actualmente ejerce un control significativo sobre la extracción de minerales esenciales, como el tantalio, el cobalto y el litio, cruciales para el sector tecnológico global.
A pesar de las celebraciones en Washington, la situación en el terreno del este de la RDC sigue marcada por la inestabilidad. Los reportes indican que los enfrentamientos no cesaron en los días previos a la firma. Una de las provisiones centrales del acuerdo exige la retirada de las tropas ruandesas de la RDC. Sin embargo, entre 3,000 y 4,000 soldados de Ruanda permanecen en la nación vecina, justificando su presencia en la necesidad de combatir a las milicias hutus responsables del genocidio de 1994. Por su parte, el gobierno congoleño en Kinsasa mantiene la acusación de que Ruanda apoya al grupo rebelde M23 y saquea los ricos depósitos minerales del Congo.
El M23 ha operado en la provincia de Kivu del Norte por más de una década, tomando control de zonas ricas en coltán, un mineral indispensable para la fabricación de dispositivos electrónicos. Este grupo rebelde se originó a partir de grupos armados tutsis que luchan contra las guerrillas hutus.
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El acuerdo de Washington es el resultado de varios procesos de paz previos, incluyendo un pacto preliminar de junio y un acuerdo marco en Qatar. La ceremonia se llevó a cabo en la entidad antes conocida como el Instituto Estadounidense para la Paz, renombrado recientemente como el "Instituto Donald J. Trump para la Paz". El secretario de Estado, Marco Rubio, defendió el cambio de nombre, afirmando que honra al "mayor negociador en la historia de nuestro país". Este cambio se da tras recortes y despidos en la agencia, lo que ha generado controversia.
Mientras la Administración Trump utiliza este logro para realzar su imagen como mediador global, otros conflictos en los que ha intervenido, como el alto el fuego entre Tailandia y Camboya, han colapsado, y la situación en Gaza y las negociaciones entre Ucrania y Rusia siguen sin resolverse.