García.- Carolina Vicencio tiene 20 años y una rutina diaria definida: invertir ocho horas de su día arriba de un camión para trasladarse de ida y vuelta a la escuela, hacer su servicio social, regresar a su casa en García y dormir seis horas para repetirlo a la mañana siguiente.
A la estudiante de la colonia Hacienda del Sol ya no le queda tiempo para hacer tareas, a veces llega tarde y la situación escolar se ha vuelto complicada.
“Me acuerdo que una vez esperé casi una hora, así que llegué tarde a la escuela, como a las 08:20, 08:30 y sí me afecta porque me ponen falta y es irresponsabilidad”.
“Siento un poco de impotencia. Como me tengo que despertar temprano trato de dormirme entre las 09:30 o 10, si no voy a estar con sueño”, externó mientras hacía fila para esperar la ruta 96, sobre la avenida Heberto Castillo, en el centro de García.
La joven, quien cursa la licenciatura en gestión educativa, se levanta a las tres y media de la mañana, para alistarse y dirigirse caminando a la Ruta 96 que tarda de 40 minutos a una hora en pasar. En la parada tiene que estar máximo a las 5.
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Esa unidad, la lleva a Valle de Lincoln, a donde tarda en llegar otra hora más. Ya estando en la salida a García, trasborda a otro camión para dirigirse a Santa Catarina, donde se encuentra su universidad que le exige la entrada a las 8:00 horas.
Además, diariamente gasta entre 75 y 90 pesos diarios, equivalentes a casi dos mil pesos mensuales. Esto si el camión no se pasa y no se ve en la necesidad de tomar un taxi.
A Carolina le gustaría aprovechar esas ocho horas para hacer tareas, estudiar o simplemente descansar, pero sabe que es imposible.
“Son 15 y 15 del trasbordo, luego otros 15 si quiero llegar rápido en otro trasbordo y pues ahí se va casi todo. Es muy caro estar trasbordando y otra vez de regreso”.
“Lamentablemente sí. Quisiera que, si va a tardar, de perdido que fueran mejor los asientos y que sea justo el precio, que pasara más el camión y que todo fuera un poco mejor”.
El reciente estudio publicado de Cómo Vamos, indica que en promedio un usuario de transporte gasta 600 pesos mensuales, mientras que un automovilista invierte hasta 3 mil 700 pesos al mes.