Migrantes rechazan albergues y pasan noche gélida en calles de Monterrey

Algunos aseguraron que les conviene más quedarse en la calle porque manejan sus horarios con libertad.

Personas en situación de calle rechazan albergues
Personas en situación de calle rechazan albergues Créditos: Iram Hernández / ABC Noticias
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Monterrey. - Aunque la temperatura de ayer martes cayó a los -5° en las calles de Monterrey, decenas de personas sin hogar optaron por agruparse y pasar ahí la noche, algo que fue también posible gracias al apoyo de autoridades y de los mismos ciudadanos.

Sobre la avenida Gonzalitos, en el cruce con la calle Tlaquepaque, en Mitras Sur, alrededor del Hospital Universitario, personas como Reynaldo Murillo recibieron cobijas alimentos y bebidas calientes para mitigar estas bajas temperaturas.

Murillo señaló que buscaba llegar a Estados Unidos, pero su permiso venció, y en lo que se ha resuelto su situación y distintos trámites ha tenido o qué desempeñarse en la obra y otros trabajos eventuales.

Reynaldo Murillo, hondureño refugiado en Monterrey | Iram Hernández / ABC Noticias 

También reconoció que el apoyo de los regiomontanos y de las autoridades fue fundamental para aplazar su estancia desde su partida de su natal Honduras, dónde la delincuencia y el crimen organizado lo obligó a salir.

“Allá (en Honduras) está muy difícil, pero aquí en las personas son chidas los dueños de los negocios nos dejan estar aquí si no les hacemos desorden y las personas también de buen corazón nos apoyan en la noche, nos trajeron comida y cobijas para poder pasar la noche”, comentó esta persona migrante.

En el lugar había una decena de personas, que tuvieron que abrigarse con hasta cinco capas de ropa y varias cobijas, cartones y periódicos para concentrar el calor.

También señalaron que fueron invitados a trasladarse a algunos refugios, pero por cuestiones de trabajo, al estar más cerca de Construcciones o lugares donde estacionan vehículos, decidieron no moverse.

Otro motivo fue qué, al entrar a los albergues, ya no tienen “tanta libertad” cómo cuando se encuentran en las calles, donde manejan sus horarios y pueden desplazarse a donde más les convenga.