Central de Autobuses de Monterrey, un refugio de historias

En una de esas noches, entre el ruido de los vagones de Metro, se encuentra Cristian Walter, un trabajador coahuilense que volvía a Saltillo, compartió la historia que vivió en Nuevo León.

Central de autobuses.Créditos: Carlos Enríquez / ABC Noticias
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Monterrey. - Cuando las calles se sumergen en la calma nocturna, la Central de Autobuses de Monterrey emerge como un faro de movimiento y vida. En una de esas noches, entre el bullicio de pasajeros, el ruido de los vagones de Metro, se encuentra Cristian Walter, un coahuilense que comparte su historia. 

Sentado en el umbral de la central a altas horas de la noche, acompañado por otros nueve desconocidos, con un refresco en mano, Walter revela que, después de dos meses de trabajo en una manufacturera en Apodaca, perdió su empleo y se encontró varado en Monterrey, lejos de sus seres queridos. 

“Ahorita a las 03:00 (horas) nada más que salga el camión y me voy a Saltillo a ver a mi mamá y a mis hijos. Estuve dos meses sin ver a mis hijos y pues así era aquí, porque estuve acá dos meses en Apodaca y pues ya se terminó, se acabó; nomás traigo lo del pasaje para llegar a mi destino, a Saltillo, para regresarme y de ahí, pues ahí tomó un carro, y pues ahí que me lleve a mi casa”, reveló Walter. 

Cristian Walter, un trabajador coahuilense que volvía a Saltillo, compartió la historia que vivió en Nuevo León.
Créditos: Carlos Enríquez / ABC Noticias. 

Pese a estar acompañado de desconocidos en la central, estar lejos de su familia genera que, para él, la ciudad de Monterrey se convierta en una “jaula de oro”, llena de oportunidades y de trabajo, pero también de tristeza y de soledad. 

“En Saltillo prácticamente me siento como quien dice libre y aquí no, camino de aquí para acá. Se me complica porque si me muevo al baño me regreso y traigo mis maletas para allá y para acá; estaba acostado en un cuadrito yo con mi maleta, llegó un chavo; yo creo andaba, no sé, andaba borracho y se comenzó a pelear, por eso me alejé”, confesó Walter. 

Mientras espera el próximo autobús, Walter comparte sus planes con un brillo de optimismo en los ojos. Sueña con trabajar y reconstruir su vida, con el amor de su familia como su mayor motivación. Aunque enfrenta desafíos e incertidumbres, su espíritu perseverante sigue ardiendo con la esperanza de un futuro más brillante. 

En las puertas de la central de autobuses, donde convergen historias de viajes y encuentros, Cristian Walter encontró por horas un refugio temporal para sus sueños y sus anhelos.

Entre el flujo constante de pasajeros y el murmullo de la ciudad, la historia de Walter se entrelaza con las de tantos otros que buscan un nuevo comienzo de vida en cada viaje.