García.- Hace cinco meses, un devastador incendio arrasó más de 700 hectáreas en García y Santa Catarina, y si no se registraron víctimas mortales fue gracias a la aplicación de protocolos de seguridad y a acciones heroicas, como la del bombero Jorge Israel Mares González.
El 4 de marzo fuertes vientos azotaban Nuevo León y los incendios comenzaban a expandirse, “Mares”, como lo conocen sus compañeros, tuvo que hacer la maniobra más arriesgada en su trayectoria… sacar a dos hombres de una pipa que había caído a un canalón sobre la avenida Heberto Castillo, en García.
“Estábamos trabajando en la orilla de la carretera, había un canalón y ahí teníamos derrame químico. Un compañero dice ‘tengan cuidado, no vaya a venir un vehículo’ y justamente cuando dice eso, escuchamos un estruendo, pero no sabíamos que era.
“Hasta que se bajaron las flamas y pudimos ver que era una pipa, y luego se escucharon los gritos de auxilio”.
Mares avanzó hacia el vehículo con ayuda de sus compañeros, Ángel Lara y el teniente Jesús Torres, quienes le abrieron camino con chorros de agua pulverizada. Al llegar a la cabina, encontró a las dos personas tratando de escapar.
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“Con la misma temperatura y el hecho de que estaban asustados y demás, no hubieran podido salir por su propio pie. Gracias a Dios, para nosotros y para ellos, estábamos cerca de donde pasó el accidente y pudimos ayudar”, declaró.
El riesgo era enorme: el humo impedía ver con claridad, y si la pipa hubiera avanzado unos metros más, pudo haber atropellado a los bomberos.
Además, pudo haber transportado material inflamable, lo que pudo causar una tragedia. Al final, los dos ocupantes sobrevivieron y Jorge no volvió a saber de ellos.
Lo único cierto es que, gracias a su valor, tuvieron una segunda oportunidad de vida. Jorge Mares cuenta que tiene en casa dos grandes razones para siempre regresar con bien: sus dos hijas de 14 y tres años, quienes, cada que él termina su turno en la estación central, lo esperan con los brazos abiertos.
El camino no ha sido fácil para Jorge y su familia, pues hace cerca de tres años, su esposa Araceli Velázquez falleció, un duro golpe en su vida y un motivo para ejercer su labor de papá con mucha responsabilidad junto con su trabajo de bombero, con la conciencia de que sus niñas lo necesitan a su lado y debe cuidarse para ellas.
“Es más difícil y complicado, pero te llena de satisfacción saber que ellas te están esperando en la casa con un abrazo y te dicen ‘qué bueno que ya llegaste’, y cosas así. Es muy gratificante”, externó para ABC Noticias.
Por su acto de valentía hoy, Día del Bombero, será reconocido con la Medalla al Valor por el cuerpo de Bomberos de Nuevo León, institución en la que lleva siete años.