Ciudad de México.- El Seguro Popular no es seguro ni es popular y va a desaparecer”, anticipaba en 2018 Andrés Manuel López Obrador cuando aún era candidato a la Presidencia. Hoy, transcurrida más de la mitad del sexenio, aquella promesa se ha cumplido sólo parcialmente.
El sistema ideado en el gobierno de Vicente Fox para dar atención médica a población sin cobertura, sí desapareció pero su reemplazo aún arroja grandes fallas.
Los críticos de AMLO achacan dos fallas principales al nuevo Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi): deficiencias en atención y un marcado desabasto de medicamentos.
Con ello, afirman, se incumple el gran postulado con el que la llamada 4T sepultó el Seguro Popular, que era brindar servicios médicos de manera gratuita y universal.
Del Seguro Popular al Insabi
El Insabi comenzó a gestarse en Ley a partir de 2019 y en 2020 inició operaciones. El espacio para lograr mejoras era relativamente amplio, ya que este modelo aplica sólo para aquellos que no tienen acceso a los servicios del IMSS (sector privado) e ISSSTE (sector público), es decir, la población peor atendida del país.
El nuevo sistema le fue encargado a Asa Christina Laurell, actual directora de Planeación Estratégica e Institucional del IMSS.
El planteamiento para cambiar de un sistema a otro era que el Seguro Popular sufría un déficit de personal médico, desabasto de medicamentos e insumos, deficiencias de infraestructura y problemas para brindar cobertura.
Estos grandes temas aún no encuentran una solución, sólo en la primera parte del año se registró un subejercicio de más del 31% en los recursos presupuestados para el Insabi.
Así lo reveló la diputada neoleonesa Annia Gómez, quien se aventuró a calificar el nuevo sistema de cobertura como un “fracaso total”. Según informes de Hacienda, la Secretaría de Salud podía ejercer 59,838.6 millones de pesos entre enero y abril pasados, pero sólo erogó 41,136.8 millones de pesos.
La diferencia, casi 19,000 millones de pesos, podrían haberse utilizado para atender problemas de abasto y atención que son latentes en el aún desdibujado Insabi.
No hubo corrección
Las denuncias de corrupción alrededor de la compra de medicamentos en el Seguro Popular se contaron entre los argumentos para desmantelarlo y dar paso al nuevo Insabi.
López Obrador involucró a la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y a la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos con la idea de asegurar, supuestamente, la transparencia del nuevo sistema.
Sin embargo, hoy el Insabi ya está incluido en el listado de Índice de Riesgos de Corrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad, como una de las entidades proclives a sufrir ese delito.
Y el desabasto también es latente, al primer semestre de 2022 el Insabi contemplaba la compra de 549 millones de piezas, entre medicamentos y materiales de curación, y hasta el 20 de junio pasado los estados del país sólo habían recibido 120 millones, según datos de la propia Hacienda federal.
Aunado a ello, la plataforma México Evalúa advierte de una caída en las atenciones que brinda el nuevo seguro. En los primeros cuatro meses de 2021 las atenciones brindadas ascendieron a 6.6 millones, mientras que en el mismo periodo del 2022 cayeron a 5.3 millones, es decir, fueron 20% menos.
Y en cuanto al presupuesto total, si bien hay más recursos, éstos han aumentado sólo marginalmente.
En el 2018, el último año del gobierno anterior, se destinaron al Seguro Popular 190,790.1 millones de pesos, mientras el año pasado el Insabi contó con 198,334.1 millones, es decir, un aumento de apenas 4%, que si se toma en cuenta la inflación, quedó totalmente nulificado.
Y ahora… IMSS Bienestar
Ante el cúmulo de deficiencias operativas y el hecho de que, a medio sexenio, el Insabi no ha logrado tomar un curso efectivo, el Gobierno Federal lanzó recientemente su nueva apuesta, el IMSS Bienestar.
Los observadores aseguran que esta nueva formulación que consiste en asignar al ya atribulado IMSS la responsabilidad de atender a quienes no tienen cobertura, es una velada manera de reconocer que el Insabi ya fracasó.
Y es que el IMSS Bienestar se encargará de dar los servicios de salud y medicamentos a quienes no tienen seguridad social y, de hecho, ya ha comenzado a establecer acuerdos con algunos estados del país.
A decir del diputado federal Éctor Jaime Ramírez, los desajustes del Gobierno Federal para atender a la población sin cobertura de salud no sólo impactan a los pacientes, sino al personal médico.
Durante la implementación del Sistema de Salud, afirma, se han despedido a profesionistas de la salud y se les ha estado contratando con nuevas condiciones, lo que les “genera desánimo”.
Además, advierte que para los doctores y enfermeras estos cambios producirían confusión, así como posibles cargas adicionales de trabajo ante la expectativa de una mayor derechohabiencia.
Pese a todo, el legislador aclara que el Gobierno Federal mantendrá vigente al Insabi, aunque sólo para distribuir los recursos, ya que no hacerlo significaría un fracaso que el Presidente de la República no quiere asumir.