Ciudad de México.- Según el análisis bianual de The Economist, la Ciudad de México es el lugar más caro para vivir en el país, y ahora tiene la posición 16 de todo el planeta, por encima de Milán, Múnich o Washington.
La CDMX tenía la posición 76 en el índice, así que ha escalado 60 lugares en sólo dos años. A la par, Monterrey escaló 20, Aguascalientes 39 y Querétaro 48.
Lo que pareciera una mala noticia para los habitantes de México es, en realidad, un análisis que necesita escudriñarse. Por otro lado, Querétaro y Aguascalientes fueron las dos ciudades mexicanas que más elevaron su costo de vida en el ranking de The Economist.
De acuerdo con Dafne Viramontes, presidenta del Colegio de Economistas de Aguascalientes, el avance de estas dos ciudades mexicanas podría estar vinculado al crecimiento industrial de la región.
“Estamos experimentando una afluencia de migrantes con un elevado poder adquisitivo, como los directivos de empresas manufactureras y los nómadas digitales, quienes con salarios extranjeros significativos eligen establecerse en estas ciudades”, explicó.
Lidera Singapur el Top 10 mundial de ciudades caras
Singapur se considera la ciudad más cara para vivir, y por el contrario Damasco, capital de Siria, es la más barata, de acuerdo al ranking que cada dos años elabora el semanario británico The Economist.
Una pequeña fortuna pueden costar los alimentos, las bebidas alcohólicas o la ropa en Singapur. Cuanto más fuerte sea una moneda local, más arriba se colocan las ciudades del país en la lista, y viceversa, señala el medio británico.
Esto significa que a mayor fortaleza de la moneda, más cara la ciudad. Y a más debilidad de la divisa, más barato aparece el país en la tabla.
Un ejemplo de las cifras de lujo extremo en Singapur es el costo de un certificado necesario para comprar un auto: el más barato superó la cifra de los 106 mil dólares a principios de octubre.
Los posibles propietarios de automóviles deben tener un COE antes de poder elegir su vehículo y la validez del título expira a los 10 años.
El lado contrario es Damasco, la capital de Siria, a pesar de que su cesta de precios aumentó un 321 por ciento interanual en términos de moneda local. La retirada de los subsidios gubernamentales y la devaluación de la moneda hizo que los costos de importación se dispararan.
También cerca del final de la clasificación se encuentran Teherán (Irán) y Trípoli (Libia). La tasa de inflación de Teherán es alta, casi el 49 por ciento, mientras que los precios en Trípoli aumentaron poco más del 5 por ciento el año pasado.
The Economist afirmó que las tres ciudades son particularmente baratas en comestibles, así como en otros artículos para el hogar y cuidado personal.