Obispo de Chilpancingo sostiene versión de torturas a Salvador Rangel

Clero rechaza versiones denigrantes hacia el Obispo emérito y sugirió evitar conjeturas, así como esperar a que culminen las investigaciones de las autoridades correspondientes.

Obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza (izq); Obisco de Chilpancingo, José de Jesús González (der).
Obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza (izq); Obisco de Chilpancingo, José de Jesús González (der).Créditos: Redes Sociales
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Cuernavaca, Morelos.- El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, sostuvo que su compañero, el obispo emérito Salvador Rangel Mendoza, fue víctima de tortura y sus captores lo drogaron, pues aún no se recupera de la sustancia que le administraron.

El Monseñor destacó que hasta ahora la información es muy escueta, pues solo se sabe que lo encontraron en el Hospital General de Cuernavaca, “muy enfermo” y de ahí lo trasladaron hacia otras instalaciones, donde todavía no se recupera.

También admitió que ya dialogó con Salvador Rangel, aunque de manera muy breve por las condiciones en que se encuentra. Agregó que Rangel está dispuesto a declarar sobre lo que recuerda, pero todavía se encuentra muy delicado de salud.

“El está muy enfermo, todavía no puede hablar mucho, pero se están esperando los resultados de las investigaciones”, aseguró González, quien recordó las ocasiones en que Salvador Rangel Mendoza declaró que estaba amenazado.

Recuento del caso

El obispo emérito de Chilpancingo había desaparecido el 27 de abril pero fue localizado y hospitalizado al día siguiente con deterioro neurológico y sus exámenes toxicológicos revelaron cocaína y benzodiacepinas.

El lunes 29 de abril el fiscal Uriel Carmona declaró que el obispo había sido víctima de un secuestro exprés y drogado para asaltarlo.

El 2 de mayo la Comisión Estatal de Seguridad Pública (CES) de Morelos descartó algún tipo de secuestro, ya que se le vio ingresar a un motel con otro hombre.

Por otra parte, la postura de los obispos es uniforme en el sentido de que no se puede denigrar a nadie, porque al exhibir a las personas, como ha sucedido en el caso de Rangel, se vulneran severamente los derechos humanos. “Nosotros lo reprobamos de parte de quien sea”, sentenció. La Iglesia sugirió no generar conjeturas y esperar a que culminen las investigaciones de las autoridades correspondientes.