Ciudad de México.- La virtual presidenta electa ha dejado ver que sus posiciones políticas en la siempre tensa relación con Estados Unidos serán más firmes y menos llevaderas que las de Andrés Manuel López Obrador.
El creador de Morena y la 4T ha sido siempre muy bien tratado por el ex presidente Donald Trump, y esto se hizo patente desde que AMLO llegó al poder y el todavía mandatario estadounidense suspendió automáticamente las diatribas de corrupción e ineficiencia que siempre había tenido a flor de piel contra el gobierno de Enrique Peña Nieto.
No han sido pocas las veces en que Trump se refiere a AMLO como “a great guy” (un gran tipo), y lo cierto es que durante el tiempo en que ambos coincidieron en las sillas presidenciales de EU y México, las tensiones bilaterales se redujeron sustancialmente.
Ayer domingo se confirmó la muy anticipada declinación de Joe Biden con respecto a la reelección por el cargo más importante del mundo: el de presidente de Estados Unidos.
La decisión no sólo se derivó de sus desastroso desempeño en el primer debate que había sostenido con Donald Trump, quien hoy ya es el candidato oficial de los republicanos a la presidencia para las elecciones del próximo 5 de noviembre.
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También se debió a la andanada de presiones dentro del partido Demócrata para que declinase después de sus continuos y evidentes errores de comportamiento, atribuibles por muchos a un deterioro cognitivo producto de su edad.
Pero quizá el factor más importante ha sido el encumbramiento de Donald Trump como rival, luego del incidente del 13 de julio en que el republicano sufrió un atentado del que apenas salió con una oreja lacerada, pero que lo ha victimizado y convertido en una suerte de mártir de la democracia.
Apenas el sábado en un mitin, el ex mandatario decía: “(mis rivales) se la pasan diciendo que soy una amenaza para la democracia, que ¿qué carajos he hecho yo por la democracia? Pues la semana pasada ¡me tragué una bala por la democracia!”.
La confusión
La victimización de Trump, sobreviviente hoy de un atentado, ha cambiado radicalmente la narrativa desde aquel personaje que se enfrentaba a la justicia en varios frentes por presuntos actos de corrupción, y a quien por años se le acusó de instigar la toma del Capitolio el 6 de enero de 2021 tras perder la reelección, hasta el personaje de las grandes causas nacionales.
Pero ni su retórica ni la de su compañero de fórmula J.D. Vance han cambiado mucho desde aquel 2015 cuando Trump anunció que buscaría la candidatura republicana y se dedicó a estigmatizar a los migrantes como criminales y a resaltar la idea de que su país era víctima de los abusos de China, México y un sinfín de nacionales que tomaban ventaja del generoso corazón de los estadounidenses.
El sábado, en su primer mitin ya como candidato republicano, Trump desató una nueva tormenta que acabó detonando el involucramiento de la virtual presidenta electa mexicana, Claudia Sheinbaum. Trump presumió haber obtenido todo lo que había querido al negociar cuando era presidente con el gobierno de AMLO.
“Nos dieron todo lo que quise, obtuvimos todo lo que yo quería de México”, dijo. Sin embargo, al hacer referencia a una plática con Marcelo Ebrard, entonces canciller mexicano, cuando Trump presionó a México para que desplegara militares en la frontera con EU, se desató la confusión que hizo intervenir a Sheinbaum.
En las redes sociales se distribuyeron frases de Trump cuando hacía referencia a Joe Biden como alguien con un bajo coeficiente intelectual, pero estas fueron interpretadas como referidas a Ebrard.
La difusión de estos contenidos detonó un mensaje de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien a través de la plataforma X dijo lamentar “el lenguaje soez del ex presidente Trump”, tras lo cual daba un reconocimiento al talento y capacidad de Ebrard.
Aunque la confusión se aclaró después, el propio Ebrard contestó el mensaje de Sheinbaum agradeciéndole su apoyo moral. Pero más allá de las confusiones, el incidente sirvió para dejar en claro que el estilo de Sheinbaum será más firme y combativo que el de AMLO, quien el mismo sábado y luego de que le preguntaran sobre las declaraciones de Trump, respondió con una conciliadora frase: “es un hombre fuerte de carácter, pero también es un visionario”.