“Es un problema de cultura vial”, sentencia Luisa Peresbarbosa, para explicar el alto número de accidentes de tránsito que registra la metrópoli regiomontana.
“Hace falta que se nos eduque en cómo debemos comportarnos en la calle y cómo debemos compartirla”, agrega la titular de Movac, una asociación que persigue, precisamente, reducir los percances viales.
La reflexión empata con el poco honroso primer lugar nacional que tiene Nuevo León en este tipo de siniestros.
Según el Inegi, en 2020 el estado registró más de 64,000 accidentes de tránsito, una cifra que casi triplica al segundo lugar, obtenido por el estado de Chihuahua.
En accidentes por habitante, el estado también está a la cabeza, con más de 1,100 por cada 100,000 personas, es decir, 60% más que el segundo lugar, según los datos oficiales.
Pero el problema va más allá de la estadística, y es que la alta siniestralidad tiene una cuota equivalente en personas heridas y fallecidas en los accidentes viales.
En 2020 murieron 223 personas en percances de este tipo en el estado y el año pasado la cifra fue de 216, una reducción marginal que deja en claro que no se está haciendo prácticamente nada contra este gran flagelo.
“También es muy importante que entendamos que hay una ausencia de señalamientos, no hay una infraestructura segura para todos los usuarios”, plantea Peresbarbosa.
“El reto para las autoridades -dice- es destinar verdaderamente recursos a corregir este problema e impulsar las iniciativas y proyectos que se necesitan, aunque éstas muchas veces no son populares”.
Entre las alternativas para disminuir la siniestralidad está imponer controles más estrictos de velocidad y, por supuesto, impulsar una cultura de respeto al peatón y de civilidad entre conductores.
En la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM), la cual concentra el 83% de los accidentes viales de todo el estado, es común ver a los automovilistas incorporándose imprudentemente de un carril a otro, sin respetar los espacios de seguridad requeridos entre vehículo y vehículo.
También es costumbre ver que un conductor maneje demasiado pegado al siguiente, presionándolo para que aumente la velocidad o se haga a un lado y lo deje pasar.
“Guadalajara y la Ciudad de México han mejorado la seguridad para todos los usuarios y les han dado opciones de moverse distintas al automóvil”, asegura Peresbarbosa.
Las cifras respaldan su aseveración. Por ejemplo, en la capital del país la tasa de accidentes viales por cada 100,000 personas es de sólo 71.1, es decir, casi 15 veces menor que la registrada en Nuevo León.
Y esto, a pesar de que el parque vehicular de la Ciudad de México es 140% superior al del estado.
“Tenemos que ponernos a trabajar porque esto no sólo nos afecta en la parte material; nos está costando vidas: el atropellamiento es una de las principales causas de muerte en el estado”, lamenta la titular de Movac.
“No podemos seguir haciendo lo mismo y la realidad es que sí se necesitan recursos”, expresa la especialista.
Fuente:Análisis propio con información del Inegi, cifras del 2020