El camino para la elección del 2 de junio comenzó desde finales del año pasado y nos ofrece pocas posibilidades de que será un proceso sano y de propuestas. Al contrario, todo apunta a una lucha encarnizada por el poder.
Ésta es la visión de los analistas políticos rumbo a la votación para elegir los titulares de las 51 alcaldías del estado, así como representantes para las dos cámaras del Congreso de la Unión.
En la elección local destacará, sin duda, la participación de la esposa del gobernador Samuel García, Mariana Rodríguez, quien busca por Movimiento Ciudadano convertirse en la alcaldesa más joven del municipio de Monterrey, el más importante de Nuevo León.
Pero el pastel más codiciado, explican los observadores, será la mayoría en el Congreso estatal, hoy detentada por el PRI y el PAN, partidos con los que el gobernador ha librado agrias batallas políticas prácticamente desde que tomara posesión, en octubre del 2021.
A la fecha, los acuerdos entre los dos grandes polos de la política han brillado por su ausencia, y las rivalidades son tales que no permiten los más mínimos acuerdos en los temas clave.
“La joya de la corona en esta elección es el Congreso de Nuevo León”, confirma la politóloga Lourdes López, quien anticipa que el PRI y el PAN trabajarán arduamente para mantener los espacios que ya tienen y poder continuar presionando al Ejecutivo estatal, pero también “ponerle límites”.
Por su parte, Héctor Zuno, director de la firma Poligrama, opina que en la próxima elección, el gobernador y sus huestes buscarán que su partido obtenga la mayoría en el Congreso o, cuando menos, “impedir que el PRI y PAN la obtengan”.
El resultado, afirma, será clave para la segunda parte del mandato de García Sepúlveda, que se inaugura en octubre.
La relación del gobernador estatal y sus opositores ha estado plagada de desencuentros, siendo el más reciente la fallida aventura presidencial del titular del Poder Ejecutivo estatal.
Samuel García quiso obtener la nominación de su partido a la Presidencia de la República, para lo cual requirió pedir licencia al Congreso local y éste quedaba facultado para avalar a su sustituto.
Aunque la licencia sí se la aprobaron, no fue así con el nombramiento del sustituto que propuso el gobernador, su secretario de Gobierno, Javier Navarro.
Las diferencias se judicializaron y acabaron requiriendo la intervención de la Suprema Corte. Al ver frustrada la posibilidad de que un incondicional quedara como su relevo en la gubernatura, García Sepúlveda claudicó en su aventura presidencial.
El revés recrudeció aún más las diferencias entre los poderes locales y selló un oscuro preámbulo para la batalla electoral que viene.
Conflictos judiciales en la mira
Hoy los analistas anticipan que, más allá de los resultados que arrojen las elecciones del 2 de junio, la interacción de poderes en Nuevo León seguirá siendo tirante e incluso plagada de procesos judiciales.
Sobre todo, cuando “los márgenes sean estrechos”, anticipa Zuno.
López opina que la judicialización implicará también una prueba de fuego para los órganos electorales.
Uno de los conflictos más vivos, explica, es ver si la esposa del gobernador, Mariana Rodríguez, libra la posibilidad de contender por la alcaldía de Monterrey, ante los cuestionamiento de que su residencia está en San Pedro.
Aunque la titular del DIF local publicó el mes pasado una imagen parcial de su cédula electoral, asegurando que ésta fija su residencia en Monterrey, el camino para su candidatura no estará exento de baches opositores.
En el Poder Legislativo actual, el PRI y el PAN, alguna vez acérrimos enemigos, han conformado un duro bloque.
Aunque el partido del gobernador detenta hoy 11 de las 42 curules del Congreso de Nuevo León, éstas no le han alcanzado para llevar a cabo reformas que requieren la intervención de este poder de la Unión.
Paralelamente, la estrategia del mandatario ha sido vetar las propuestas de sus opositores, a quienes ya amenazó con denunciar judicialmente luego de que, según él, durante su intento por ser candidato presidencial, usurparon funciones.
El desplazamiento partidista
La elección local tendrá también un toque de lo que algunos han dado en llamar “desplazamiento partidista”, es decir, la migración de aquellos perfiles que son reconocidos con una trayectoria en una organización política, pero han modificado su filiación.
Entre ellos está el caso del expriísta Héctor García García, quien pelea por gobernar el municipio de Guadalupe, ahora con la casaca de Movimiento Ciudadano.
En el mismo municipio, el hijo de la actual alcaldesa priísta Cristina Díaz, Tomás Montoya, buscará la presidencia municipal, pero con la bandera de Morena.
Con Mariana, redes sociales a prueba
Según el Registro Federal de Electores, al corte del 31 de diciembre de 2022, Nuevo León tiene una lista nominal de 2.2 millones de mujeres y 2. 1 millones hombres que pueden votar.
Para convencerlos, no estarán sólo las propuestas e imagen de los candidatos, sino sus estrategias en las redes sociales y, también, el marketing de las encuestas.
La eventual participación de Mariana Rodríguez en las boletas peleando por la presidencia municipal regia, augura un proceso electoral donde el apartado digital tenga un amplio protagonismo.
Con 3.6 millones de seguidores en Instagram, la funcionaria se apoyará en su horda de fieles para impulsar sus aspiraciones, como ya lo hizo en el 2021 para favorecer a su marido en las elecciones por la gubernatura.
“Ahora las redes tendrán un rol más protagónico, desde el punto de vista de que Rodríguez Cantú es la persona que más arrastre tiene en estas plataformas”, prevé Zuno Arce.
“Esto va a obligar a los demás partidos políticos a intentar un rol como el de ella, porque de lo contrario va a ser muy difícil que logren una oposición a Movimiento Ciudadano”, amplía.
Los sondeos y encuestas también tendrán su peso en el ánimo de los electores. Sin embargo, a decir de Lourdes López, éstas “lamentablemente ya han perdido su carácter científico”.
Las encuestas son principalmente una herramienta mercadológica, asegura la exconsejera electoral.
“Las casas encuestadoras deben de entender que su razón de ser no es posicionar candidatos, sino informar con veracidad”, afirma el director de Poligrama, que es una de las casas encuestadoras más respetadas a nivel local.
“Es momento de que tanto los medios como la misma gente ya vayan discerniendo, qué casas encuestadoras realmente son serias y cuáles tienen un fin propagandístico”, recomendó el especialista.