Ganar como sea

Escrito en OPINIÓN el

El regreso de dos figuras del fútbol mexicano: Andrés Guardado y Javier Hernández cayó muy bien entre los seguidores de los equipos a donde volvieron. A mucha gente no le pareció, pero no es algo que inquiete a estas figuras.

Cualquier crítica o comentario irónico, sarcástico, palidece ante las cifras conquistadas por estos dos tipos que hicieron una carrera brillante en Europa, sobre todo Hernández, que puede sentarse a la misma mesa donde cenan Hugo Sánchez y Rafa Márquez, sin problema.

Nadie me preguntó, pero si lo hicieran, opinaría que prefiero a Javier sobre la bola de troncos traídos del Cono Sur, que viven del cuento de que son futbolistas en esta bendita liga de chiste llamada MX y lo curioso es que les pagan como si fuera cierto.

Si alguien duda que la liga es una vacilada, hubiesen visto Necaxa-América la noche del sábado. Una bazofia. Parecía el Osos Grises contra Atletas Campesinos, de la segunda división que ahora le llaman la Liga de Extinción, perdón, de Expansión.

A eso le agregas el arbitraje totalmente a tono, donde el referee echó a un americanista por intentar sacarle un ojo con un dedo al rival y luego echó a otro de Rayos, para emparejar el asunto, pero éste porque el televiso fue a darle un carazo en el brazo al atacante hidrocálido. Criterios diferentes que permitieron al silbante cobrar su sueldo del Bienestar de los que les da la televisora a los jueces.

Ese mismo sábado el Monterrey volvió a ganar y lo hizo en una forma contundente, mas no convincente. No para los que le entienden a este asunto del fútbol, que tampoco abundan. La raza salió feliz porque un 3-1 suena aplastante. Aunque hubo detalles que exhibieron un cuadro potosino atacando de mejor manera, con más orden y propiedad que el local. 

El fútbol moderno --porque así lo hacen todos, no porque sea útil-- juega sin un 10. Primero porque tampoco es que haya tantos futbolistas de esas características y después porque modistas que son algunos entrenadores, ni saben quién es el muerto, nomás siguen la carroza.

Cuando Canales se dio cuenta que tirándose unos metros atrás podría darle sentido y dirección a los ataques, ya era el segundo tiempo --porque entre Corcho y Govea y los del frente, había un latifundio-- cuando Canales tomó las riendas y tuvo más sentido el juego. Ya hubo quien manejara tiempos y espacios.

Rayados ataca al a'i se va, en tropel, a lo que salga y San Luis le enseñó cómo salir jugando desde atrás, sin rubor, con una forma de juego distinta y precisa.

Aquí es donde el lector rayado sube una ceja, suelta una risita mordaz y se pregunta: "¿Y de qué les sirvió?... si terminaron perdiendo ante mis Rayados". Bueno, sirvió para entender que el DT de los potosinos sí sabe de fútbol, aunque tiene un equipo más modesto. La ventaja de Rayados es que acá tiene mejores jugadores y eso ayuda a maquillar la ignorancia del que los dirige.

Los tres tantos de los albiazules, excelentes. Vázquez mostró que es un bombardero letal y puede hacer golazos como el primero que remata desde media cuadra un centro que le tiró Vegas desde el estacionamiento y lo puso casi en la escuadra.

El segundo, perfectos el pase de Rodríguez y el remate; y el tercero, golazo también del español a quien estaban a punto de reventar los villamelones con micrófono y los que saben de pagar boletos, pero no tanto de fútbol.

El gol que se come Andrada... inexplicable que se lance con los brazos encogidos, lo que te da a pensar en dos cosas: o que apostó por un marcador determinado o que está menso y pensó que iba para afuera.

Hay resultados que pueden subsanar fallas y este partido es el caso. Por suerte, para la causa albiazul, la calidad de la escuadra en lo individual logra esconder el galimatías colectivo de un equipo que juega más por inspiración que con un orden y un esquema definido.

Algo que, en verdad, al aficionado rayado no le importa. Le importa el qué, no el cómo. De hecho, no le importa el fútbol, solo ganar, como sea.