La democracia la construye la ciudadanía: salgamos a votar

"Las candidaturas federales, estatales y municipales llaman la atención, algunas por ser personas de larga experiencia y ‘colmillo’ político, sin que esto signifique buena reputación, y otras totalmente desconocidas de la política, estrenándose”

Escrito en OPINIÓN el

Participar en los procesos electorales de nuestro país como ciudadanos comprometidos es lo que ha permitido que vayamos construyendo sistemas democráticos que representan las decisiones de quienes lo conformamos.

Los avances en la construcción de una democracia nunca se deben dar por sentados. Es preciso seguir en la observancia y la construcción de los mismos.

La jornada electoral no se limita al día de las votaciones, comienza desde las campañas, lo mismo que nuestra participación como observadores y vigilantes de la legalidad y transparencia de las mismas.

Somos los ciudadanos quienes, además de ejercer nuestro voto, podemos detectar, denunciar y pedir cuentas de las irregularidades que influyen en la percepción ciudadana e inclusive en los resultados de los comicios.

En los últimos meses hemos observado en medios de comunicación, redes sociales y campañas presenciales un sinfín de promesas, algunas totalmente descabelladas y fuera de contexto o de posibilidad de realizarse, otras que nos han hecho reflexionar.

Las candidaturas federales, estatales y municipales llaman la atención, algunas por ser personas de larga experiencia y “colmillo” político, sin que esto signifique buena reputación, y otras totalmente desconocidas de la política, estrenándose.

También se han observado candidatas y candidatos que han “chapulineado” de un partido a otro, evidenciando que les importa más tener una plataforma de dónde conseguir un puesto, que congruencia personal o una línea ideológica bien anclada.

Este domingo 2 de junio, la decisión de voto de cada persona se verá influenciada, además, por un sinfín de factores. Diversos estudios y análisis muestran que entran en juego aspectos ideológicos, sociodemográficos, la personalidad de los candidatos y candidatas, las campañas y promoción electoral, la influencia que otras personas tengan sobre los votantes, la cobertura que hacen los medios de comunicación de las campañas, por mencionar algunos.

También influyen aspectos sobre los cuales ni el elector, ni los candidatos a veces, tienen control. Ciertas coyunturas pueden perjudicar o favorecer para que, en los últimos días de las campañas, un candidato o candidata termine rebasando a sus contrincantes. Las emociones y sentimientos de las personas, en última instancia, tienen un peso importante al momento de entrar a la urna.

A lo largo de la historia de las elecciones mexicanas, existe otro factor desafortunado que repercute en ciertos segmentos de la población, y sesga su decisión a la hora de votar: las mil y una formas que han encontrado los gobernantes, funcionarios públicos y los mismos candidatos, de repartir dádivas, regalos, organizar eventos, amenazar, acarrear votantes o intercambiar los votos por dinero el mismo día de la elección.

Cada vez que un gobernante aprovecha los recursos públicos (dinero o el tiempo de funcionarios públicos), para promover candidaturas o partidos, está cometiendo una ilegalidad.

Pasan los sexenios, cambian los partidos, los gobernantes, cambian las oposiciones políticas, y seguimos observando las mismas viejas manías.

Por presión de los mismos partidos políticos perdedores, se han cambiado las leyes electorales para evitar que gobernantes y funcionarios públicos puedan ejercer una injerencia indebida en las elecciones, pero tal parece ser que nada nos ha funcionado aún.

A escasos días de la elección, reiteramos el llamado a la población de valorar su voz y su voto, involucrarse con el proceso electoral como observadores o funcionarios de casilla, detectar las diversas irregularidades que puedan llegar a influir en el voto durante la jornada electoral.

Ante los retos que hoy vivimos y las malas prácticas de campaña, ir a votar en este año 2024 se asemeja en muchos sentidos a un acto de rebeldía y de confianza. Rebeldía contra la apatía, contra la desesperanza, contra los discursos que buscan persuadir a las personas de que su voto no hará la diferencia. Y la confianza, en los miles de ciudadanos y ciudadanas que, junto con autoridades electorales que costaron años consolidar, van a dedicar un domingo completo al servicio del país. Ir a votar es demostrar que seguimos confiando en la democracia, y en la sociedad civil que la sostiene de pie. Ninguna democracia existe sin ciudadanos rebeldes y valientes, que le apuestan día con día a las instituciones y los valores que sostienen este sistema que organiza nuestra vida en comunidad.

El 2 de junio, esperamos ver a millones de ciudadanas y ciudadanos profesar su amor a la democracia mexicana, que tantas décadas nos ha costado construir. Votemos de forma libre, conscientes de que nuestro voto es nuestra voz, y que cada voto cuenta y vale.