El Walking Dead regio

“El ridículo número de votos que Maderito obtuvo en la pasada contienda por la alcaldía regia es claramente su certificado de defunción política”

Escrito en OPINIÓN el

Regiándola

En la pasada contienda por la alcaldía de Monterrey había un participante muy fitness, una influencer, uno que grazna muy fifí… y un cadáver.

Sé que suena grotesco el calificativo así a quemarropa, pero es trágicamente una realidad: en la competencia regia estaba un hombre muerto ya en la política.

Y era nada menos que el singular “Maderito”, un auténtico Walking Dead, registrado como candidato del Partido ESO (nombrecito que suena más a terror debajo de las alcantarillas que a voto ciudadano).

Sin duda que en el 2006 ganó sorpresivamente la alcaldía con cierto arrastre.

Pero eso fue principalmente por las señoras que dieron su voto de ternura (por no decir de lástima). Y ahora esa estrategia claramente no le dio rendimientos.

Y menos con aquella chamuscada que le aplicaron al meterlo al refrescante bote por broncas en administración. Ahí estaba ya cavando su tumba con pala macabra.

Por eso y muchas cosas más, como diría Luis Aguillé, hay que decirle a Adalberto Madero que ya está hecho todo un fiambre.

Y es que el ridículo número de votos que obtuvo en la pasada contienda es claramente su certificado de defunción en la política: apenas 8 mil 149 sufragios, de 527 mil totales, una auténtica baba.

Hasta el mismo Pato Zambrano, cuya mayor carta de presentación es haber deslumbrado a La Tigresa Irma Serrano y salir en Big Brother, le puso a Maderito una santa patiza con botas de casquillo.

Patricio obtuvo 72 ml 444 votos, es decir, ¡nueve veces los de Adalberto!

Esta vez ni la caída del tráiler le sirvió al peculiar ex alcalde regio para ganar adeptos, simpatías o compasión.

Queda de manifiesto que la raza en las calles no lo pedía otra vez al mando de los hilos de Monterrey, y que sólo lo quería como un personaje de entretenimiento de crucero.

Y es que la maldita banda se la agarró de tomarle videos pidiéndole que mandara saludos con complicadas palabras que resultaban ser un trabalenguas para el candidato.

Eso es una muestra más de que Maderito ya no es un gallo de respeto. Más bien, un penoso centro de burlas y un rival directo de la botarga de Simi.

Muchos se preguntarían, ¿entonces a qué le tira?

Aquí el asunto es que el ex alcalde podría haber perdido la vida política, pero no lo astuto.

Pensando en cómo vivir de la grilla sin tener un cargo público, fundó un partido que le diera, ¡ooobvio!, un jugoso ingreso como prerrogativa.

Prácticamente en eso de olfatear y pepenar lana le dio vida, pero en las preferencias de la gente ya nomás no presentó signos vitales.

Podemos decir entonces que Maderito es un muertito muy pero muy vivo.