Las elecciones en Venezuela y las instituciones electorales

"Lo que en un momento se pensó sería una oportunidad para refrescar el sistema político venezolano, resultó en una crisis para el régimen del Presidente Nicolás Maduro y para la oposición. ¿Quienes sufren de manera más evidente estos resultados? La ciudadanía".

Escrito en OPINIÓN el

- En memoria del Maestro José Agustín Ortíz Pinchetti, un constructor de instituciones electorales en nuestra joven democracia.

En días recientes se llevaron a cabo elecciones presidenciales en el país latinoamericano que, en los últimos lustros, ha tenido una serie de conflictos políticos internos y una abierta confrontación con otras naciones, principalmente los Estados Unidos.

Durante el proceso pudimos constatar que las autoridades electorales venezolanas, principalmente el Consejo Nacional Electoral, no tuvieron un desempeño autónomo, metodológico ni transparente. Para muestra, los documentos públicos electorales que dan certeza sobre los resultados han sido ocultados de la comunidad venezolana y de las pocas misiones de observación electoral que fueron acreditadas en el país.

Lo que en un momento se pensó sería una oportunidad para refrescar el sistema político venezolano, resultó en una crisis para el régimen del Presidente Nicolás Maduro y para la oposición. ¿Quienes sufren de manera más evidente estos resultados? La ciudadanía.

Para un país, tener un sistema democrático implica contar con instituciones electorales en el marco constitucional, dotadas de autonomía técnica y presupuestal, así como un reconocimiento por parte de quienes participan en la política, lo que lleva a una legitimación invaluable para los procesos electorales.

Muchas veces me preguntan porque en México tenemos tantas autoridades electorales (Instituto Nacional Electoral, Institutos locales, Tribunales y Fiscalías), y cual es el objeto de gastar tanto dinero en nóminas, impresión de boletas, capacitaciones al personal, sistemas computacionales, monitoreo de medios de comunicación, fiscalización y un largo etcétera. A esa pregunta respondo con una sola palabra: estabilidad.

Contar con este andamiaje institucional trae consigo estabilidad política, económica y social, y las controversias se dirimen con órganos del Estado mexicano que tienen solidez y experiencia. Claro, tienen sus áreas de oportunidad, pero si vemos el caso Venezuela, la ruta más eficiente de atenderlas es mediante el diálogo que incluya a la sociedad civil. Fortalezcamos nuestras instituciones para evitar escenarios futuros que en nada abonan al desarrollo de nuestro país.