El Rey de carne y hueso

A 99 años del natalicio de B. B. King su música sigue viva. Podrá actualmente la inteligencia artificial imitar al hombre en millones de modalidades, pero nunca en el feeling del gran B.B.

B. B. King, músico de blues.
B. B. King, músico de blues. Créditos: X / @Author_JackKost
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Ciudad de México.- Se cumplieron 99 años de que el mundo nos puso placenteramente en el camino a B. B. King.

Nacido en una cabaña ubicada entre plantíos de algodón, en Mississippi, el 16 de septiembre de 1925, “El Rey del Blues”, le vino a dar a los oídos del planeta un regocijo eterno.

Lamentablemente se fue como el final de un blues en el 2015.

Con un trémolo integrado en su mano izquierda, un dedo índice regordete, pero con un vibrato que se formó desde el vientre de su madre, “El Rey” descargó mucha vida en la guitarra y nos hizo saber que era humano.

(Podrá actualmente la inteligencia artificial imitar al hombre en millones de modalidades, pero nunca en el feeling del gran B.B., eso surge sólo de las fibras y las venas de un ejecutante de carne y hueso).

La expresión humana que le daba el subibaja de sus cuerdas (conocido como bending), no podría ser pirateada hoy con un recurso tecnológico.

Por decir un ejemplo: podrá un Bad Bunny dominar hoy la escena, convertirse en el más taquillero y ganar tráileres cargados de dólares, pero su oferta musical no va más allá de la moda, la tecnología y la mercadotecnia.

Hoy por hoy sus casos pueden inventarse desde una licuadora artificial.

“El Rey” era crema de la vida real.

Podemos decir que su guitarra Lucille siempre nos platicaba algo, hablaba por él con harto sentido. El guitarrista fue su ventrílocuo, fue la silla de ruedas que le daba voz a los pensamientos de Stephen Hawking.

Innovador, en su ejecución de escalas, King nos formaba una atmósfera a veces suave como en “The Trill is Gone”, para escucharse en un café rodeado de cuadros de arte y darle lentamente un sorbo al capuchino.

Pero también nos cambiaba de escenario y nos invitaba a zumbarnos la botella de tequila de un solo trago en un bar de mala muerte, con sus rolas de rhythm and blues como “Why I Sing the Blues”.

Imposible aquí no usar al pie y el suelo como metrónomo.

A 12 meses del siglo, en la finísima frontera del centenario de su nacimiento, B.B. King sigue sonando… y no sólo en sus temas, el fantasma de sus notas se pasea todavía en los solos de Eric Clapton, Slash y hasta de Metallica.

Suave como los campos de algodón de su entorno natal y salvaje como un aguardiente en la garganta, así fue el Rey.

…Y así sigue siendo el Rey.