Las Vegas.- Los Angeles Lakers se medirán este sábado en Las Vegas a los Indiana Pacers en la final del primer NBA In-Season Tournament después de aplastar este jueves en semifinales a los New Orleans Pelicans por 133-89 con una actuación mayúscula de LeBron James.
Los rebeldes y sorprendentes Pacers de Tyrese Haliburton se sacaron el billete para la final también este jueves tras dar la campanada eliminando a los Milwaukee Bucks de Giannis Antetokounmpo y Damian Lillard por 119-128.
En Las Vegas se vio la mejor versión posible de los Lakers, que se contagiaron de la energía imparable, el hambre, la inagotable intensidad y el furioso espíritu competitivo de un LeBron extraordinario.
El líder angelino, que en cuatro semanas cumplirá 39 años y que ha dicho en numerosas ocasiones que en el futuro le encantaría ser el propietario de una franquicia de la NBA en la ciudad del juego, dio un recital con 30 puntos (enorme 9 de 12 en tiros de campo y perfecto 4 de 4 en triples), 5 rebotes y 8 asistencias en solo 22 minutos en la pista.
Ningún jugador en la historia de la NBA había logrado hasta hoy 30 o más puntos, 5 o más rebotes y 5 o más asistencias en menos de 23 minutos.
Especialmente brillante fue su segundo cuarto, con 18 puntos y algunas jugadas espectaculares como un triple lejanísimo pisando el logo del centro de la pista.
Tal fue la paliza de los Lakers, con una máxima de +41 ya en el tercer cuarto, que Darvin Ham pudo dejar en el banquillo a LeBron y el resto de su principal rotación en el cuarto periodo, un panorama muy diferente al intenso y dramático partido de cuartos ante los Phoenix Suns que no se resolvió hasta los últimos segundos (106-103).
Anthony Davis aportó 16 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias, Taurean Prince destacó con 15 puntos y un 5 de 8 en triples y Austin Reaves volvió a dejar huella en la segunda unidad con 17 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias.
En cambio, los Pelicans ofrecieron una imagen tristemente decepcionante y se quedaron muy lejos del conjunto que asaltó Sacramento en cuartos con una actuación muy completa y meritoria para superar a los Kings.
Zion Williamson consiguió 13 puntos (6 de 8 en tiros), algo relativamente digno en comparación con Brandon Ingram (9 puntos con 4 de 13) y CJ McCollum (9 puntos con 4 de 14).
Los Lakers metieron un 54,7 % en tiros (35,8 % de los Pelicans) y un 17 de 35 en triples (7 de 31 de Nueva Orleans).
Los Lakers salieron mordiendo: LeBron sumó un dos más, uno y Davis puso un tapón a Ingram en las dos primeras jugadas del partido.
Los californianos se colocaron con un temprano +7 en poco más de dos minutos, pero los Pelicans, tras algunos nervios y titubeos iniciales, se asentaron de la mano de Williamson, que exhibió músculo y atacó la pintura.
Las 6 pérdidas de balón de los Lakers más el control de los Pelicans en la zona, tanto en rebotes como anotación, dejaron a Nueva Orleans por delante de cara al segundo periodo (29-30).
El segundo cuarto solo tuvo un amo y señor: LeBron James.
En su temporada 21 en la NBA, el máximo anotador de la historia se lució con tres triples seguidos en un visto y no visto.
"King James" fue un huracán en ese tramo y los Lakers retomaron el mando del duelo con un parcial de 15-5 (44-35 con 7.59 para el descanso.
Los Lakers son el día y la noche si LeBron está o no en la pista. ¿El enésimo ejemplo de su 'LeBron-dependencia'? Se fue al banquillo con un +9 para su equipo (50-41) y, tras solo dos minutos de respiro, regresó con una renta de solo 2 puntos (53-51).
La defensa en zona y los puntos de Ingram impulsaron a los Pelicans, pero en cuanto volvió LeBron el panorama cambió.
Forzando faltas en ataque de sus rivales y liderando una y otra vez el ataque con rabiosas embestidas, LeBron encabezó un parcial de 14-3 con el que los de púrpura y oro se fueron con una sonrisa al intermedio (67-54).
Los Pelicans debían dar un pase al frente en la reanudación para reengancharse al duelo, pero en el tercer periodo sucedió todo lo contrario.
Fueron los Lakers los que soltaron un sonoro y apabullante golpe en la mesa con un incontestable parcial de 43-17 para romper definitivamente el partido.
LeBron seguía imparable y a su lado no dejaban de aparecer nuevos escuderos: Davis dominando la zona, Prince como sorprendente francotirador desde el perímetro, D'Angelo Russell sumando aquí y allá, Reaves y Rui Hachimura aportando desde el banquillo.
Frente a unos Lakers en estado de gracia y también muy robustos en defensa, los Pelicans parecían haberse quedado sin oxígeno y deambulaban desconcertados ante el tsunami que se les vino encima.
El 65 % en tiros de campo de los angelinos en ese cuarto (por un 29,2 % de Nueva Orleans) marcó el final de un partido al que le sobró todo el último periodo.