Francia.- Tras completar sus dos primeras etapas en el País Vasco español, el Tour de Francia regresó este lunes a territorio francés, en medio de disturbios y protestas que preocupaban a los organizadores.
Sin incidentes relacionados a la problemática social que enfrenta el país en los últimos días, se completó la etapa 3 de la competencia, en la que el belga Jasper Philipsen (Alpecin Deceuninck) saboreó una dulce victoria en Amorebieta-Etxano y Bayona.
Primer duelo abierto entre los grandes velocistas del pelotón con premio mayor para Philipsen (Ham, 25 años), quien supo aprovechar el lanzamiento de su compañero Van der Poel para rematar la faena con su tercer triunfo en un Tour de Francia y el séptimo de la temporada.
Philipsen, quien hubo de observar en el vídeo de llegada una posible maniobra incorrecta que eliminó a Van Aert, superó en la recta al alemán Phil Bauhaus (Bahrain Victorious), al australiano Caleb Ewan (Lotto Dstny) y al neerlandés campeón de Europa Fabio Jakobsen (Soudal).
Antes del inicio de la etapa 3 de la competencia, existía un ambiente de preocupación sobre la posible incidencia que podrían tener los disturbios de los últimos días en el país.
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La muerte del joven Nahel, abatido por un policía el pasado martes, provocó una ola de altercados protagonizados por jóvenes de la periferia de varias ciudades, que comenzó en París y se ha trasladado a otras grandes metrópolis durante seis noches consecutivas.
El Tour avanza con la misma incertidumbre con la que el país se acuesta cada día sin saber si se vivirá una nueva noche de disturbios, que el Gobierno considera que "no es una revuelta de barrios deprimidos", sino la acción de grupos de delincuentes.
Las cosas pueden complicarse más el próximo miércoles, cuando el Tour llega a Pau, ciudad que sí ha registrado enfrentamientos entre radicales y las fuerzas del orden, pero sobre todo el viernes, con llegada a Burdeos, uno de los puntos que más tensión ha generado.
La preocupación es más patente entre los directores que entre los ciclistas que, como aseguró el líder de la general, el británico Adam Yates, están en una burbuja y apenas escuchan lo que sucede en el exterior.
Esa es también la labor de los equipos, aislar a los corredores de cualquier motivo de preocupación para que tengan los cincos sentidos en el asfalto.
El Tour no ha estado al margen de los movimientos sociales de Francia, aunque su incidencia no ha sido demasiado grande. El año pasado tuvo un par de parones por protestas de grupos ecologistas.