Helsinki. -Asentado en el centro del campo, con galones para manejar el juego de Inglaterra, Angel Gomes se erigió como el gran referente de su selección para encontrar el camino hacia la victoria, 1-3 ante Finlandia con un tanto reivindicativo de Grealish y con los aciertos de Alexander-Arnold y Rice que bastaron al combinado británico para olvidar la derrota ante Grecia (1-2) de la pasada jornada de la Liga de Naciones.
Los 'pross' andaban en la búsqueda de un referente en el centro del campo desde la derrota en la final de la Eurocopa en 2020 ante Italia. La pareja formada por Rice y Phillips hizo aguas por el bajón del segundo, cuyo rendimiento cayó hasta provocar dos cambios de clubes: en las últimas temporadas pasó del Manchester City al West Ham y del West Ham al Ipswich, donde ahora intenta recuperar su mejor nivel.
Ya en la pasada Eurocopa, el anterior seleccionador, Gareth Southgate, prescindió de Phillips y naufragó durante toda la competición en la búsqueda de un acompañante para Rice. Experimentó con Alexander-Arnold, lo intentó con Gallagher y acabó con el joven Mainoo. Le dio para llegar otra vez a la final, pero con un fútbol paupérrimo disfrazado por la calidad individual de muchos de sus futbolistas que rozaron el título.
Fuera Southgate de la ecuación, con Lee Carsley en el banquillo de forma interina, apareció la figura de Gomes, un jugador que despuntó en el Mundial sub-17 de 2017 en el que Inglaterra se proclamó campeona tras derrotar a España en la final. Junto a Foden fue uno de los mejores del torneo, pero su camino hacia el éxito fue más complicado. No consiguió asentarse en el Manchester United y el Lille echó las redes sobre el menudo mediocentro (1,68), que acabó cedido en el Boavista para amasar experiencia.
De vuelta al Lille, Paulo Fonseca utilizó a Gomes más lejos del último pase, con misiones más creativas. La apuesta funcionó y Parsley, sin dudarlo, contó con el jugador del cuadro francés. Ahora, después de cuatro partidos, parece que Inglaterra ya tiene a su guía. Se estrenó en septiembre con apenas quince minutos ante Irlanda; después formó pareja en la medular junto a Rice contra Finlandia con victoria (2-0); vio la dolorosa derrota contra Grecia desde el banquillo y volvió al once este domingo otra vez ante Finlandia.
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Carsley contó otra vez con la dupla Rice-Gomes e Inglaterra, aunque sin mucha brillantez, por lo menos fue más estable. Gomes aporta el control, la pausa y el ritmo de juego que le faltaba a su selección y fue un cambio fundamental para el conjunto británico, que además apareció sobre el césped del Estadio Olímpico de Helsinki con más caras nuevas: Pickford, Colwill, Lewis, Foden, Gordon y Saka (este por lesión), se quedaron fuera para dar entrada a Henderson, Guéhi, Walker, Grealish y Kane.
Con esos cimientos, Inglaterra completó una primera parte más que correcta. Sujetó a Finlandia, que apenas gozó de una ocasión, al principio por un fallo en una entrega de Guéhi que no aprovechó Topi Keskinen. No hubo mucho más desde el combinado escandinavo, encomendado en triunfar con algún contragolpe salvador que no llegó.
Inglaterra, mientras, bajo la batuta de Gomes y con Jude Bellingham escorado arriba en la izquierda y desaparecido en combate, consiguió arrinconar poco a poco a Finlandia, que al final cedió por culpa de una gran acción del talentoso centrocampista del Lille. A los 18 minutos, filtró con la puntera de su bota derecha un sutil y exquisito pase hacia Grealish, que no falló frente a Hradecky para celebrar el 0-1 con cierto aire reivindicativo.
Fuera de la lista de Inglaterra para la pasada Eurocopa, Grealish, en la víspera del choque ante Finlandia, dejó claro en la BBC que el mes que vio por televisión el torneo fue "el más difícil" de su vida. Además, afirmó que tenía que haber entrado en la convocatoria final de Southgate. Un par de meses de la derrota contra España, pudo sonreír de nuevo gracias a la confianza de Carsley y a un pase excelso de Gomes.
La segunda parte ya fue un trámite. Finlandia fue incapaz de meter mano a Inglaterra, que vivió bajo el paragüas del conformismo con un 0-1 peligroso que podía generar alguna incertidumbre cerrada por Alexander-Arnold y Rice: el primero acertó en un lanzamiento de falta y el segundo remachó a la red un contragolpe dirigido por Watkins. El tanto final de Hoskonen fue una anécdota y al final, Grealish, Alexander-Arnold y Rice atrajeron los focos, pero fue Gomes quien guio a su selección hacia la victoria.