Monterrey.- Una exhibición a la altura de una medalla de oro logró que el regiomontano Juan Manuel Celaya ganara la plata en París 2024, para cerrar por todo lo alto un ciclo olímpico con más bajos que altos, en que se perdió varias competencias importantes y consiguió su plaza casi de último minuto.
Para “Meme”, de 25 años, el segundo lugar en Clavados Sincronizados en trampolín de 3 metros que ganó junto a Osmar Olvera, representa no solo su talento, sino también su fortaleza mental y resiliencia para dejar atrás las dificultades que enfrentó en los últimos tres años.
Celaya consiguió su plaza para los Juegos Olímpicos dos meses antes de competir, en un control interno de 24 pruebas en el que demostró ser superior a Rodrigo Diego, quien estaba presupuestado para ser dupla de Olvera.
El regiomontano llegó a París en busca de una revancha personal, para reclamar una medalla olímpica que se le escapó por poco hace tres años y para cerrar por todo lo alto un ciclo olímpico con más bajos que altos en el que se perdió varias de las competencias importantes.
De la dificultad a la gloria
Luego de su cuarto lugar en Tokio 2020, Juan Manuel Celaya regresó a la Sultana del Norte, tras varios años en los que estudió Ingeniería Civil y perfeccionó sus habilidades en clavados en Universidad de Louisiana, Estados Unidos.
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Pudo sobreponerse a un cambio de rutina y a un nuevo entrenador, pese a quedar fuera de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador, los Juegos Panamericanos en Santiago y tener poca participación en el Mundial de Deportes Acuáticos de Fukuoka.
“Aquí estoy después de ese largo camino con más bajas que altas en este ciclo olímpico que ha sido muy difícil, pero aquí estamos”, comentó el clavadista nicolaíta.
Del talento inicial a la perfección olímpica.
Juan Celaya comenzó en los clavados al quedar fascinado con los atletas que se lanzaban a la alberca desde grandes alturas. Con 7 años encontró en el deporte una fuente de adrenalina y dio a sus entrenadores un talento moldeable adelantado a su edad.
Destacó durante su juventud en el Inde, ganado medallas junto a Jonathan Ruvalcaba, Diego Balleza y el veterano Yahel Castillo, con quien tuvo una conexión inmediata que lo catapultó al ciclo olímpico para Tokio 2020, en el que se dio a conocer al mundo como una de las caras nuevas de los clavados en México.
El regio tomó la estafeta de su amigo Castillo y aunque parecía estar a la sombra de su nuevo compañero, Osmar Olvera, su aporte fue el empujón que hacía falta para que México regresara al podio en la disciplina de clavados.