El color: Clásico Regio 141 se tiñe de emociones y termina igualado

Monterrey y Tigres igualaron 1-1 en el Clásico Regio 141, disputado en el Gigante de Acero, en un duelo marcado por la tensión, dos expulsiones y goles de Sergio Canales y Ángel Correa.

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Monterrey.- Rayados y Tigres firmaron un empate 1-1 en una noche cargada de pasión, tensión y orgullo en el 'Gigante de Acero'.

Las aficiones no fallaron. Como cada clásico, Monterrey amaneció dividida en colores. La gente de Rayados pintó la calle de azul y blanco para recibir a su equipo entre banderas, humo y cánticos que acompañaron al autobús rumbo al estadio. Los jugadores respondieron desde las ventanillas con aplausos y sonrisas; la fiesta ya había comenzado.

Del otro lado, la caravana de Tigres avanzó desde la Pastora entre cantos y tambores. Al llegar al Gigante de Acero, los seguidores felinos vivieron momentos de incertidumbre: más de una hora esperando poder ingresar, entre filtros y revisiones, bajo la custodia de policías municipales. Cuando por fin se abrieron las puertas, el rugido amarillo subió hasta lo más alto de la zona visitante.

En la cancha, Rayados salió a calentar arropado por su gente; Tigres lo hizo entre silbidos y abucheos que hicieron retumbar el estadio. El ambiente era eléctrico, la tensión flotaba en el aire. Apenas al minuto 7, Ozziel Herrera rozó el primer grito con un disparo al poste que estremeció a todo el recinto.

El partido continuó con intensidad. Al 32’, Jorge “Corcho” Rodríguez fue expulsado por cortar una opción clara de Ángel Correa. El duelo se desató. Y justo antes del descanso, el árbitro César Ramos Palazuelos expulsó a Jesús Angulo y señaló penal para los locales. Sergio Canales tomó el balón, miró a Nahuel Guzmán y definió con clase. El Gigante de Acero explotó: 1-0 y una mitad que se cerraba con dos almas opuestas en las tribunas.

Para el complemento, Tigres adelantó líneas y buscó el empate con insistencia. Y lo encontró. Al minuto 67, Ángel Correa recibió un pase filtrado de Juan Brunetta y definió cruzado ante Santiago Mele para poner el 1-1. Primer Clásico Regio, primer gol para el argentino, que lo celebró con rabia y el puño al cielo.

Lucas Ocampos, sustituido en el complemento, vivió los últimos minutos de pie junto al cuerpo técnico, gritando, alentando y reclamando cada jugada. Desde la banca fue un entrenador e hincha más.

Al final, Gignac esperó en la entrada del túnel. Saludó a su compatriota Anthony Martial y, segundos después, se fundió en un abrazo con Ocampos. Los dos se alejaron conversando, caminando juntos hacia los vestidores, mientras el clásico se apagaba entre cánticos y suspiros.

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