Estados Unidos.-Mientras el Bayern Múnich debutaba con una aplastante victoria de 10-0 en el Mundial de Clubes 2025, la atención no solo estuvo en el marcador.
Uno de los protagonistas más comentados del encuentro fue Conor Tracey, portero del Auckland City, quien tuvo que pedir vacaciones en su trabajo de almacén en Nueva Zelanda para poder estar presente en el torneo.
Tracey, de 28 años, no es un futbolista profesional a tiempo completo. Durante la semana trabaja más de 40 horas en un almacén, y fue gracias a una combinación de vacaciones anuales y días sin sueldo que pudo viajar con su equipo al Mundial de Clubes en Estados Unidos.
“Tengo que combinar vacaciones anuales y vacaciones sin suelo. Sufriré un poco con el alquiler, las facturas y demás, pero jugar contra el Bayern, el Benfica y Boca, sin duda vale la pena”, confesó antes del debut.
La historia del arquero neozelandés rápidamente se volvió viral. Mientras los jugadores del Bayern llegan al torneo con contratos millonarios y condiciones de élite, Tracey representa a los miles de futbolistas semiprofesionales que hacen grandes sacrificios por vivir su sueño, aunque sea por unos días.
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Pese a los 10 goles encajados, el solo hecho de pisar la cancha ante uno de los clubes más grandes del mundo fue un logro personal. Para Tracey, estar en el Mundial de Clubes ya es una victoria.
El Auckland City es un equipo semiprofesional que representa a la Confederación de Fútbol de Oceanía (OFC), y su participación en el torneo deja una historia que va más allá del resultado: la de un trabajador común que, pidiendo días libres, vivió el sueño de competir con los mejores del mundo.