San Nicolás.- Se va una leyenda. Tigres Femenil hizo oficial la salida de Nayeli Rangel, una de las jugadoras más emblemáticas en la historia del club. Capitana, referente, símbolo de identidad y entrega total. Para la afición, “la hincha que juega”, y para la historia, una de las piezas más importantes en el legado ganador de las Amazonas.
Desde 2017, cuando llegó al equipo, Nayeli se convirtió en el corazón del proyecto. No solo por su fútbol, sino por el amor profundo que siempre tuvo por los colores que defendía. Con seis títulos de Liga MX Femenil en su palmarés (Clausura 2018, Clausura 2019, Guardianes 2020, Guardianes 2021 y Apertura 2022 y Apertura 2023), la mediocampista dejó una huella imborrable.
“Yo me acuerdo de tener 4 años y lo único que quería era jugar en Tigres. Dije: va a ser imposible. Y luego verme ahí, levantar trofeos… para mí fue como un ‘ya cumplí el sueño más grande de mi carrera’”, compartió entre lágrimas.
Nayeli vivió la transición del sueño infantil a la gloria profesional. De pintarse la cara en la tribuna junto a su familia, a levantar trofeos en la cancha del Volcán. “Siempre fue mi sueño de niña y me costó mucho dimensionarlo. Toda mi vida fui aficionada y hoy estoy jugando aquí.”
Su historia representa lo que muchas niñas sueñan: que es posible jugar con el equipo de tus amores. “Espero que mi historia pueda reflejarse en otras niñas, que crean que el fútbol femenil tiene fuerza, que es posible lograrlo, que una niña de Monterrey como yo pueda estar aquí en un futuro y vivir lo mismo.”
Aunque se va, no se despide del todo. “Siempre voy a ser Tigre, no importa dónde esté. Esta es mi identidad, es mi esencia.”
Nayeli confirmó que está en proceso de buscar nuevos horizontes: “Me encantaría seguir aprovechando lo que te da el fútbol, vivir nuevos mundos y cerrar mi carrera feliz, haciendo lo que más he amado.”
Antes de irse, recordó su momento favorito: la primera final, el primer clásico regio en una final, la tanda de penales y esa copa soñada toda su vida. “Está tatuada en mi piel y en mi cabeza.”
Con gratitud infinita, se despidió de la afición que la vio crecer y triunfar: “No tengo más que agradecimiento. Esta siempre será mi casa. Espero un día regresar, ver que ya no caben los trofeos en las vitrinas. Porque no hay otro equipo más campeón que Tigres. Y eso será así toda la vida.”