Londres.- El estadio de Wembley se convirtió este domingo en escenario de un emotivo homenaje al futbolista portugués Diogo Jota, quien falleció el pasado 3 de julio en un accidente de tráfico en España. Antes del inicio de la Community Shield entre Liverpool y Crystal Palace, ambos clubes se unieron para rendir tributo al delantero, cuya pérdida ha dejado una profunda huella en el mundo del futbol.
Ian Rush, leyenda del Liverpool, y Steve Parish, presidente del Crystal Palace, depositaron una ofrenda floral en el fondo del estadio, justo donde se ubicaron los aficionados ‘Reds’. El gesto fue acompañado por una pancarta desplegada en las gradas, en la que se recordaba a Jota levantando el título de la Premier League, uno de los momentos más icónicos de su carrera.
Minuto de silencio y retiro del dorsal 20
El homenaje incluyó un minuto de silencio antes del pitido inicial, respetado por jugadores, cuerpo técnico y miles de aficionados presentes en Wembley. La atmósfera fue solemne, marcada por el respeto y el dolor compartido por la comunidad futbolística.
Como parte de los tributos, el Liverpool anunció la retirada definitiva del número ‘20’, dorsal que Jota portó durante su etapa en el club. Ningún jugador del equipo masculino, femenino ni de la cantera volverá a vestir ese número, en señal de respeto y memoria eterna.
Una tragedia que sacudió al futbol
Diogo Jota falleció junto a su hermano André Silva en un accidente de tráfico ocurrido en la provincia de Zamora, España. La noticia generó una ola de conmoción en el deporte internacional, con mensajes de condolencias que llegaron desde clubes, compañeros y aficionados de todo el mundo.
Jota, de 27 años, era reconocido por su entrega, talento y conexión con la afición del Liverpool. Su legado va más allá de los goles: representa el espíritu de lucha y pasión que define al club.
Wembley, testigo de un adiós inolvidable
El homenaje en Wembley no solo fue un acto simbólico, sino una muestra del impacto que Diogo Jota dejó en el futbol inglés. Su recuerdo vivirá en cada rincón de Anfield, en cada camiseta sin el número 20, y en cada aficionado que lo vio brillar.