Washington.- En una conferencia de prensa desde la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump confirmó que, en caso de mantenerse en el poder rumbo a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, su administración implementará pruebas “muy fuertes” para excluir a atletas transgéneros de las competencias femeninas.
“Creo que habrá pruebas muy fuertes, y si el examen no da el resultado apropiado, no estará en Olímpicos”, señaló Trump ante medios, sin especificar si se trataría de pruebas médicas, genéticas u hormonales.
Un debate que necesita un fin
Las declaraciones del exmandatario reavivan el debate sobre la inclusión en el deporte, en particular para las mujeres trans, y se suman a una serie de políticas que su administración ha impulsado desde su regreso al escenario político. En febrero de 2025, Trump firmó la Orden Ejecutiva 14201, titulada “Keeping Men Out of Women’s Sports”, que prohíbe la participación de mujeres trans en equipos femeninos de cualquier nivel con financiamiento federal, respaldándose en una interpretación estricta del Título IX.
El impacto de esta orden ha comenzado a sentirse también en los organismos deportivos. El Comité Olímpico y Paralímpico de Estados Unidos (USOPC) modificó su reglamento para alinearse con esa política, bloqueando la elegibilidad de mujeres trans en las categorías femeninas rumbo a LA 2028. A la par, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) anunció restricciones para negar visas deportivas a atletas trans extranjeras, en caso de que busquen competir en territorio estadounidense.
Con miras a los Juegos Olímpicos de 2028, Trump fue contundente:
“Estados Unidos no permitirá que los hombres roben trofeos a las mujeres en los Juegos Olímpicos de 2028.”
Sus palabras, celebradas por sectores conservadores, han sido duramente criticadas por organizaciones de derechos humanos y activistas LGBTQ+, que consideran estas medidas como una forma de discriminación sistemática basada en la identidad de género.
¿Qué dice el Comité Olímpico Internacional?
Si bien el Comité Olímpico Internacional (COI) mantiene sus propias reglas respecto a la participación de atletas trans —basadas en criterios de testosterona y decisiones individuales de cada federación—, una eventual política federal restrictiva en Estados Unidos podría convertirse en un conflicto diplomático y deportivo de cara al evento olímpico.
El anuncio de Trump, más allá de lo deportivo, abre una nueva controversia sobre hasta dónde puede llegar la regulación gubernamental en el deporte de alto rendimiento, y si el principio de “protección a la equidad” puede coexistir con los derechos fundamentales de todas las identidades.