Londres.- El piloto español Alex Palou, cuatro veces campeón de IndyCar y reciente ganador de las 500 Millas de Indianápolis, compareció ante el Tribunal Comercial de Londres en el inicio del juicio que lo enfrenta a McLaren Racing. La escudería británica le reclama cerca de 20 millones de dólares (aproximadamente 17 millones de euros) por presunto incumplimiento de contrato.
Según medios británicos, McLaren argumenta que la no incorporación de Palou en 2022 afectó gravemente sus planes deportivos y comerciales. La escudería sostiene que perdió oportunidades clave de patrocinio, debió asumir costes salariales adicionales por contratar a otros pilotos y vio comprometido su rendimiento en la IndyCar. Las pérdidas se estiman en 19,7 millones de dólares, cifra inferior a los 28,5 millones inicialmente reclamados.
La defensa del piloto español, por su parte, calificó las cifras como “infladas” y alegó que McLaren ya había mitigado gran parte de los daños. Además, acusó a la escudería de intentar “arruinar económicamente” a Palou, quien ha sido uno de los talentos más destacados del automovilismo estadounidense en los últimos años.
El conflicto se remonta a 2022, cuando Palou firmó un acuerdo para competir con McLaren en IndyCar. Sin embargo, Chip Ganassi Racing, equipo con el que ya corría y que tenía una opción contractual sobre el piloto, se opuso. Tras una mediación, el contrato fue modificado para que Palou se uniera a McLaren en 2024. Finalmente, el piloto decidió permanecer en Ganassi, donde logró tres títulos consecutivos y consolidó su carrera.
El juicio, que podría extenderse hasta noviembre, contará con la participación de testigos clave, entre ellos Zak Brown, director ejecutivo de McLaren Racing. El caso ha generado gran atención en el mundo del automovilismo, no solo por la cuantía de la demanda, sino por el impacto que podría tener en futuras negociaciones entre pilotos y escuderías.
Te podría interesar
Palou, considerado uno de los pilotos más prometedores de su generación, enfrenta ahora uno de los desafíos más complejos fuera de las pistas, en un litigio que podría marcar un precedente en la relación entre talento deportivo y contratos comerciales en la élite del automovilismo.