Monterrey.- El Clásico Regio de Leyendas volvió a encender la rivalidad entre Rayados y Tigres en el Estadio Borregos, sede que evocó al histórico Estadio Tecnológico, donde tantas batallas se libraron en la memoria de la afición albiazul.
Con un ambiente familiar y alrededor de 1,500 aficionados, la tribuna se llenó de sonrisas, saludos y fotos, pero también de esa emoción que solo provoca el futbol regio.
Aunque los años han pasado, en la cancha quedó claro que un clásico no se quiere perder, ni siquiera en forma de partido de jugadores retirados. Sin embargo, lo más importante fue que brindaron un espectáculo a una afición que cooperó para el cuerpo de bomberos de Santiago y, además, se divirtió por lo visto en cancha.
Rayados dominó, pero Tigres fue letal
Rayados impuso condiciones gran parte del encuentro con un Walter Ayoví que aún conserva esa calidad que enamoró a la afición. Por sus pies pasaron las mejores oportunidades, acompañado de un equipo que, aunque veterano, dominó en posesión y juego.
Tigres, fiel a su historia, resistió el embate albiazul y aprovechó una grieta en la defensa para marcar el gol de la victoria. Lucas Ayala se filtró entre los centrales y definió el único tanto del partido, sellando el triunfo auriazul.
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Jugadores clave que encendieron la nostalgia
Rayados
- Walter Ayoví: líder y generador de juego.
- Jesús Zavala: encendió la rivalidad con su entrega.
- Flavio Rogerio: sólido en defensa, como en sus mejores años.
Tigres
- Walter ‘Divino’ Gaitán: la zurda sigue intacta, pese al paso del tiempo.
- Lucas Ayala: autor del gol que definió el partido.
- Gastón Siboldi: el arquero de la noche, defendiendo el arco felino con el honor de su apellido.
Un clásico con emociones y recuerdos
El partido también dejó momentos intensos. Jesús Zavala e Israel Jiménez protagonizaron un cruce de empujones que revivió viejas rencillas. Todo terminó en un abrazo y un gesto amistoso que arrancó sonrisas en la grada, pero eso sí, con dos expulsados: "Piloto" Jiménez y Felipe "Felipín" García.
Al final, los jugadores de ambos equipos se saludaron y Tigres celebró al centro de la cancha, porque —como varios exfutbolistas dijeron— “un Clásico Regio no se pierde, ni siquiera en este tipo de juegos”.
La nostalgia se mezcló con la pasión y el recuerdo de noches épicas en el Tecnológico, en un encuentro que demostró que en la rivalidad regia, el futbol se juega con el alma, sin importar la edad.