Monterrey.- Antes de convertirse en uno de los máximos ídolos de Rayados, Jonathan Orozco comenzó su historia profesional lejos de casa, en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Corría el año 2005 cuando el joven guardameta regiomontano fue cedido a préstamo a las Cobras de Juárez, filial del Monterrey, donde defendió el arco con personalidad y madurez inusual para su edad. Aquellos primeros “pininos” en la frontera marcaron el inicio de una carrera legendaria.
A su regreso al club, Orozco debutó en Primera División el 13 de agosto de 2005 ante Atlas y, con el paso de los años, se consolidó como referente bajo los tres postes. Con 371 partidos oficiales, es el quinto jugador con más apariciones en la historia del Monterrey y el portero más ganador que ha vestido los colores albiazules.
Su nombre quedó ligado a la época dorada del equipo, levantando los títulos del Apertura 2009 y Apertura 2010, además del Tricampeonato de Concachampions (2011, 2012 y 2013). Dueño de reflejos felinos, liderazgo nato y una conexión especial con la afición, “Jona” fue símbolo de identidad rayada durante más de una década.
A nivel internacional, formó parte de la Selección Mexicana que conquistó las Copas Oro de 2011 y 2015. Su legado también incluye distinciones individuales como el Guante de Oro al mejor portero de los torneos Apertura 2009 y Clausura 2011.
Tras su salida del Monterrey, extendió su carrera con Santos Laguna, donde volvió a ser campeón de liga en 2018, y posteriormente defendió la camiseta de Xolos de Tijuana. En 2024, regresó al "Gigante de Acero" para despedirse entre aplausos, cerrando el ciclo de uno de los futbolistas más representativos de la institución.
De aquellos días en Juárez a las noches de gloria en Monterrey, Jonathan Orozco forjó un camino que lo convirtió en emblema de pasión, constancia y amor por la camiseta.
