Ciudad de México.- Tigres modificó su rutina de viaje durante la Liguilla con una variante poco común en temporada regular. En la Ida de Cuartos de Final ante Tijuana, se esperaba que el regreso no fuera inmediato debido a la hora en que terminó el encuentro —cerca de la medianoche— lo que hacía lógico evitar un traslado nocturno. Esa previsión generó una dinámica distinta a la habitual, pero entendible dentro del ritmo competitivo.
Ahora, en Semifinales, la medida se consolidó como parte de la planificación. Tras disputar el primer capítulo de la serie en la Ciudad de México, el club decidió permanecer en la capital, pasar la noche posterior al encuentro y viajar a Monterrey hasta el mediodía del jueves. Aunque no es un movimiento frecuente en el equipo felino, la decisión se ejecutó con la intención de facilitar recuperación física.
El jueves se otorgó como día libre y la reactivación quedó programada para el viernes, enfocada en detalles tácticos y evaluaciones médicas previas a la Vuelta, especialmente con Nicolás Ibáñez. Esta gestión se entiende dentro del escenario del equipo: semanas de competencia intensa, desgaste acumulado y necesidad de optimizar tiempos de descanso.
Hasta ahora, Guido Pizarro cuenta con plantel casi completo. La evolución de Nicolás Ibáñez —quien presentó molestias musculares en la Ida— será fundamental para definir su rol en el cierre de la eliminatoria. El delantero ha sido parte del esquema ofensivo durante el torneo y su estado físico puede influir en el armado final del equipo.
De cara al partido de vuelta, la atención se centra en el funcionamiento ofensivo y la gestión del entorno. Tigres ha encontrado respuesta en casa durante instancias previas, y jugar con su afición vuelve a ser un factor diferencial. En el capítulo inicial de la serie hubo aproximaciones que pudieron modificar el marcador, lo que deja la definición abierta.
Te podría interesar
El equipo buscará precisión en áreas clave: presión en campo medio, control de ritmo y capacidad para acelerar con pelota dominada. Para Pizarro será también un examen de conducción estratégica, con la oportunidad de transformar su primera Liguilla completa como técnico en un pase a la final.
Con la estructura disponible, un itinerario ajustado y un cierre que se jugará ante su gente, Tigres llega a la Vuelta con la intención de capitalizar descanso, preparación y su fortaleza en casa, en un duelo donde pequeños márgenes pueden definir el rumbo.
