San Nicolás de los Garza.-Hay transformaciones que marcan el destino de un club para siempre. En 1960, el fútbol regiomontano fue testigo de una de ellas: el nacimiento de los Tigres. Pero antes de ser la institución que hoy mueve multitudes, este equipo tuvo otra identidad, otro nombre y otra historia.
Todo comenzó con los Jabatos, un equipo formado con la esencia del barrio, con jugadores reclutados de los llanos y ligas amateurs por Lauro Leal, César M. Saldaña, Manolo Pando y Ramón Pedroza Langarica. Bajo el nombre de Club de Fútbol Nuevo León, debutaron en la Segunda División en la temporada 1958-1959 y sorprendieron con su entrega y buen juego. Pero lo que no pudieron vencer fue el golpe de la inestabilidad económica.
El sueño parecía desmoronarse, hasta que la Universidad Autónoma de Nuevo León extendió la mano para rescatar al equipo. Fue entonces cuando los Jabatos dejaron atrás su antiguo nombre y se transformaron en los Tigres, con el azul y dorado como nuevos estandartes. La garra y el coraje siguieron intactos, pero ahora con una identidad renovada, lista para dejar huella en el fútbol mexicano.
De Jabatos a Tigres, de la incertidumbre a la grandeza, de la lucha por sobrevivir a convertirse en uno de los clubes más importantes del país. Aquel cambio de nombre en 1960 no fue solo un trámite administrativo; fue el primer rugido de un equipo que, más de seis décadas después, sigue haciendo historia.
Gracias a su gran equipo y afición, el equipo de Tigres festeja 65 años este viernes 7 de marzo. En el estadio Universitario harán una ceremonia conmemorativa por estos años de trayectoria.