San Nicolás de los Garza.- Juan Pablo 'Loquito' García llegó a Tigres para el Clausura 2006, con la ilusión de cumplir uno de sus más grandes sueños. Desde su llegada, generó expectativa al declarar que marcaría entre 10 y 15 goles, pero no tardaron en llegar las críticas. Sin embargo, hubo un momento que cambió todo: el Clásico Regio 84 en el Estadio Universitario.
Ese día, Tigres perdía 3-2, tenía un hombre menos y el 'Loquito' entró de cambio. En una jugada sin perfil claro para disparar, rescató un balón fuera del área y, con un tiro elevado, lo mandó al fondo de la portería. Ese gol no solo empató el partido, también desató su desahogo personal.
“Mi emoción cuando hago ese gol… muchos se enojaron por la forma en que lo festejé, pero era una euforia. Yo quería correr, no parar de festejar porque, aparte, era mi primer gol con Tigres”.
Hoy, García vive el fútbol desde otro ángulo, como entrenador, pero aquella tarde en el Volcán sigue viva en su memoria. Reconoce que le hubiera gustado quedarse más tiempo en el club.
¿Cómo viviste los Clásicos cuando estuviste en Tigres?
“Se juega muy bonito. La afición de Nuevo León se divide totalmente. La prensa da mucho de qué hablar y la gente te dice que no puedes perder ese juego. Es un partido muy especial y eso me motivaba, tenía el anhelo de jugarlo”.
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¿Qué significó ese gol en el Clásico?
“Tuve esa bonita experiencia: mi único Clásico, mi único gol, mi única participación. Después de todo lo que había dicho que haría, que marco mi primer gol y es contra el acérrimo rival, entrando de cambio… imagínate la emoción. Me lo recuerdan porque fue muy vistoso”.
¿Qué fue para ti llegar a Tigres?
“Yo siempre decía que tenía dos sueños: uno era jugar en la Selección y otro era jugar en Tigres. Lloraba de la emoción cuando supe que podía llegar. No quería que nada lo impidiera”.