España.- Un hombre con apariencia de turista adinerado, muy conocido por la Policía española por acudir a restaurantes, comer y luego fingir repentinos infartos a la hora de la cuenta, volvió a actuar en la localidad turística de Benidorm y ya suma 34 arrestos en poco más de un año.
El arrestado, un lituano de 50 años, es conocido por la policía como el 'gastrojeta', por su insistencia en zafarse de pagar.
Fuentes policiales informaron este viernes a EFE de que, durante enero, este hombre con aspecto de acaudalado turista ruso, que se llama Aidas J., fue arrestado dos veces tras disfrutar de sendas comidas en restaurantes de Benidorm aunque se sabe que también se fue sin pagar de una cafetería, un tercer día.
Con éstas últimas, el 'gastrojeta' lleva 34 arrestos solamente en la provincia de Alicante (este) desde que se detectó su primer 'golpe' en noviembre de 2022, la mayor parte en la capital provincial, donde acostumbra a disfrutar de suculentas comidas en las que no suelen faltar paellas de marisco o chuletones acompañados de whisky antes de intentar un 'simpa' (irse sin pagar), y si le descubren, se deja caer al suelo fingiendo un infarto.
El pasado 12 de enero fue detenido de nuevo tras dejar una cuenta de 106 euros en un restaurante benidormí, de donde trató de marcharse pese a los requerimientos del dueño, que llamó a la Policía.
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Al interceptarle, los agentes vieron que tiene un expediente sancionador de Extranjería en trámite y que contaba con órdenes de juzgados por supuestos delitos de seguridad ciudadana y orden público, por lo que fue puesto a disposición judicial.
Pero quince días más tarde volvió a ser detenido en otro restaurante de la misma ciudad porque se negaba a pagar la cuenta de 113 euros. En esta ocasión, además, se enfrentó a los responsables hosteleros arrojando cabezas de gamba a los clientes.
El corto pero intenso recorrido del 'gastrojeta' por la provincia de Alicante incluye noches en los calabozos, donde aparenta indiferencia e incluso estar a gusto, y numerosos pases a disposición judicial, y en uno de estos interrogatorios el juez le preguntó si admitía su reincidencia a lo que este individuo, sin domicilio conocido y con apariencia de desconocer el idioma, contestó con una sonrisa.