Ecuador.- El pasado 9 de enero el destino era oscuro para Ecuador. La toma armada en vivo de un noticiero de televisión fue la cúspide de una serie de mensajes que el crimen organizado infundió en menos de 72 horas.
Varios asesinatos y amenazas de bomba pusieron a la población en shock y el pánico inundó el país.
El presidente Daniel Noboa declaró el estado de conflicto interno, catalogó como organizaciones terroristas a 22 bandas y ordenó a las Fuerzas Armadas y la Policía actuar para neutralizarlas.
Desde ese momento, los militares se convirtieron en un símbolo de la seguridad para la población. La sensación de seguridad regresó y la gente respiró tranquila.
¿Cómo lo lograron? Militares y policías empezaron a detener a decenas de personas a diario. En los primeros tres días fueron 859 personas, y señalaron como terroristas sólo a 94.
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Para el 21 de febrero, en Ecuador estaban detenidas 9 mil 210 personas. Según el gobierno, 241 eran terroristas. Cualquier parecido con el modelo de El Salvador no es una coincidencia.
De hecho, como en el país centroamericano, el accionar militar y policial en Ecuador ya ha hecho reaccionar a los organismos de derechos humanos.
Las preocupaciones radican básicamente al interior de las cárceles, donde reportaron supuestas torturas de militares a detenidos. Militares entraron a las cárceles y acabaron con el sistema de privilegios.
Noboa envió un mensaje contundete ante estas denuncias: “Aquí me tienen, y me tendrán defendiendo la integridad y el honor de las Fuerzas Armadas y de la Policía, y que ningún ‘antipatria’ nos venga a decir que estamos violando los derechos de nadie, cuando lo que estamos es protegiendo los derechos de la gran mayoría”, sentenció Noboa. Un discurso muy parecido al del presidente Nayib Bukele en El Salvador.
En medio de todo, la percepción ciudadana sobre Noboa ha ido mejorando hasta alcanzar el 80 por ciento, lo que lo convierte en uno de los presidentes más populares, y el efecto positivo de la mano dura en las encuestas resulta atractivo si busca la reelección el próximo año.
Hay similitudes hasta en tatuajes
Como si todo lo anterior fuera poco para asemejar a Noboa con Bukele, los uniformados ecuatorianos han adoptado los tatuajes como método para identificar a los miembros de las bandas y grupos terroristas.
Al igual que en El Salvador, las bandas en Ecuador han establecido, para identificar a sus miembros, símbolos e íconos de tigres, lobos, águilas y cocodrilos, entre otros animales.
Y el Estado ya ha tomado decisiones al respecto, como prohibir el ingreso de personas con tatuajes a las escuelas de formación policial para evitar que miembros de las mafias intenten ingresar a las filas.
En las calles, los militares obligan a las personas a quitarse las camisetas para ver si tienen diseños en su piel.
Ante esos hechos, los jóvenes han optado por borrarse los tatuajes o por taparlos con otros sin simbología, desatando el llamado ‘Cover Up’, la tendencia que empieza a tomar fuerza en Guayaquil.