Santiago.- Los chilenos acudieron este domingo a las urnas para la segunda vuelta presidencial, con el favorito siendo un candidato de extrema derecha, Kast, de 59 años y ex congresista ultra-conservador, compitió contra Jeannette Jara, de 51 años, ex ministra del Trabajo del actual presidente de centro-izquierda, Gabriel Boric (39).
Aunque Jara terminó la primera vuelta con 26.9% de los votos, superando el 23.9% de Kast, la unificación de los votos de derecha hace que el candidato conservador sea el esperado ganador, según las últimas encuestas. Kast, hijo de un miembro del partido Nazi, se ha declarado admirador del dictador Augusto Pinochet y es conocido por su oposición firme al aborto y al matrimonio igualitario.
Uno de los elementos de incertidumbre en esta elección es el regreso del voto obligatorio, una medida que no se aplicaba desde hace más de una década. La voluntad de los cinco millones de votantes que usualmente se abstenían es impredecible, advirtieron analistas como Claudia Heiss, politóloga de la Universidad de Chile. En la primera ronda, parte de este bloque se inclinó por el economista Franco Parisi, quien obtuvo un sorprendente 20% de los votos como "outsider".
Sin embargo, Parisi no respaldo a ninguno de los dos candidatos en la segunda vuelta, dejando la trayectoria de sus votos en duda. Muchos de sus seguidores podrían anular su voto como protesta.
Te podría interesar
Kast ha capitalizado el creciente temor público a la inseguridad y el aumento de la migración. La población inmigrante en Chile se ha duplicado en la última década, impulsada por la llegada de venezolanos. Este aumento ha creado un caldo de cultivo para el populismo penal y las políticas de "mano dura", apoyadas por referencias exageradas a la criminalidad.
Sobre migración, Kast ha prometido un plan inspirado en el ex presidente estadounidense Donald Trump: construir muros de 5 metros de alto, cercas eléctricas y zanjas en la frontera con Perú y Bolivia. Además, dio un ultimátum a los cerca de 330 mil inmigrantes indocumentados para que abandonen el país antes de la toma de posesión del nuevo presidente el 11 de marzo, o serán expulsados "con solo la ropa que llevan puesta".
Por su parte, Jara también ha presentado una versión propia de "mano dura" en seguridad, prometiendo construir cinco nuevas cárceles y expulsar a inmigrantes convictos por tráfico de drogas, aunque promueve el registro de los indocumentados. Al final del día, el voto obligatorio es el factor clave que determinará si Kast puede concretar su favoritismo en las urnas.
