Ciudad del Vaticano.- León XIV Inauguró ayer su magisterio con una misa en que le fueron impuestos los símbolos del poder papal, el palio y el Anillo del Pescador, y en la que pronunció un encendido llamamiento a la unidad en la Iglesia y la paz en un mundo marcado por “demasiado odio y prejuicios”.
La jornada comenzó con el primer paseo del nuevo pontífice a bordo del papamóvil, recorriendo la plaza de San Pedro y toda la Vía de la Conciliación para saludar a las cerca de 200,000 personas que llegaron a las inmediaciones vaticanas para acceder a la ceremonia.
Después, accedió a la basílica para rezar ante el lugar donde, según la tradición, fue enterrado el apóstol Pedro, bajo el gran baldaquino de Bernini.
La misa de inicio del ministerio petrino de León XIV se celebró en la plaza, a los pies de la basílica vaticana, ante miles de fieles y autoridades y representantes de 150 países y organizaciones.
León XIV pronunció después su homilía en la que reconocía el alto peso de la misión que le fue encomendada el pasado 8 de mayo, tras el cónclave que le eligió sucesor de Francisco y cabeza de una Iglesia con alrededor de 1,400 millones de fieles en todo el mundo.
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“Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano”, confesó.
El nuevo Papa planteó una Iglesia unida en la que su líder “nunca debe ceder a la tentación de ser un líder solitario” y que ejerza de “fermento para un mundo reconciliado”, máxime cuando, advirtió, el mundo vive “demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres”.