Monterrey.- La violencia familiar no cesa en Nuevo León. En la última, el número de denuncias rebasó los 200 mil casos, y son los menores de edad quienes sufren las consecuencias físicas, emocionales, financieras y en muchos casos, mortales de este fenómeno social.
Datos de la Fiscalía General de Justicia estatal indican que del 2011 al 2021 se denunciaron 198 mil 985 casos de violencia familiar y 17 mil 582 hasta septiembre del 2022.
En este mismo lapso, Nuevo León acumuló 147 asesinatos de niñas, niños y adolescentes que, según especialistas, podrían estar relacionados con la violencia doméstica que precedió a sus muertes, o de la que fueron víctimas sus agresores en edades tempranas.
“Ellos sufren un impacto y un daño colateral al estar viendo cómo papá lesiona a mamá, y cómo mamá, en ocasiones, lesiona a papá. A ese intercambio de ofensas, insultos y golpes se le llama violencia familiar en contra de los menores.
“Por negligencia de ambos padres, los niños están sufriendo un daño psicológico y son víctimas de la violencia familiar que viven sus padres”, explicó Claudia Lozano Torres, abogada y psicóloga infantil.
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El portal de la Fiscalía estatal señala que, hasta septiembre del 2022, todos los municipios del área metropolitana se encontraban en color rojo y con alerta de violencia familiar.
La titular de la Secretaría de las Mujeres del estado, Graciela Buchanan, explicó que este tipo de violencia no solo la padecen las mujeres, sino todos los integrantes de una familia que suelen victimizar al más vulnerable.
“La violencia familiar, a diferencia de la violencia de género, tiene un contexto en donde no necesariamente el hombre es el agresor de la mujer, puede ser la mujer contra el hombre, los hijos contra los papás, los nietos contra los abuelos, los hermanos, los tíos.
“Generalmente, una persona que golpea a un niño que llora es porque no tiene control de impulsos, tiene un deterioro en la salud mental y seguramente fue maltratado de niño, fue violentado”, dijo la funcionaria.
La psicoterapeuta infantil Maribel Sáenz Elizondo enumeró las etapas de las afectaciones, comenzando por la manifestación física del menor, después la emocional y, finalmente, la adopción de comportamientos violentos.
“Empiezan con procesos físicos, dolores de panza, no quieren comer, hay manchas en la piel o granos, los niños llegan a presentar alopecia, peloncitas en el cabello, bajan de peso y se enferman recurrentemente. Hay una baja de rendimiento escolar, hay un proceso de problemas de comportamiento y de conducta dentro de las aulas y fuera de las aulas.
“Es probable que muchos de ellos hayan sido víctimas y después victimarios”, señaló la especialista. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de Relaciones en los Hogares del INEGI, arroja que, en el 2021, 921 mil 738 mujeres dijeron ser o haber sido violentadas por su pareja.
De estas, 50 por ciento sufrió violencia sexual; 47 por ciento, afectaciones psicológicas; 29 por ciento, agresiones físicas y 25 por ciento, violencia económica.
“Viene la violencia física cuando ya es el uso abusivo del poder físico y ya vienen los golpes, los maltratos, las lesiones que se pueden ocasionar e inclusive puede llegar a la violencia feminicida que es privar de la vida”, dijo Buchanan.
Otro tipo de violencia contra menores es el delito de incesto. En Nuevo León se han registrado nueve casos en los últimos 10 años.