Monterrey.- La noche del sábado, como cada año, el Barrio Antiguo liberó a sus demonios, la calle Morelos se convirtió en una gigantesca pasarela y la afluencia rebasó las expectativas de todos los involucrados en esta noche de Halloween adelantada.
La ya tradicional liturgia inició desde las 20:00 horas, con el desfile que esta vez se extendió a Padre Mier, Abasolo y Diego de Montemayor, donde grupos de amigos, parejas y familias completas, con y sin disfraz, desbordaron los espacios.
La variedad fue extensa e intensa. Los personajes de Disney, de Pixar y de Marvel maravillaron a los niños, y como además los había en versión Only Fans o table-dance, los papás y mamás también deleitaron sus pupilas.
Dinosauros, galletas, esqueletos, vaqueros, brujas, vampiros, conejitas, otakus, super héroes, super villanos, políticos, juguetes, faraones, objetos, aliens, ángeles, tiburones, artistas, deportistas… la lista fue interminable
“Hace más de 10 años que no veía tanta gente, esta noche está llenísimo Barrio, como en sus mejores tiempos antes de que llegara el crimen organizado. Yo calculo que fácilmente vino el tripe (de personas) que el año pasado”, dijo Jorge Quiroz, quien desde 2006 trabaja en la zona y ahora se dedica a conseguir taxis en la esquina de Morelos y Doctor Coss.
Eran cientos de exhibicionistas y voyeristas, todos en el común acuerdo de pasarla bien, tomar y dejarse tomar fotos y deambular como zombis, esperando la hora de arranque para entrar a los antros, que esta vez tuvieron filas de hasta cuatro cuadras y esperas de hasta dos horas.
Para matar el tiempo, se generalizó el consumo de cerveza a discreción, así como el de mariguana, cuyo picoso olor se esparcía por todas las filas, provocando varios gritos de “saquen y compartan” y “rolen el churro”.
Hasta el Seven de Morelos y Doctor Coss estaba lleno de disfrazados armando ambiente en el estacionamiento, porque entre 22:00 y 22:30 la peatonal era imposible de transitar por la gente que avanzaba a paso lento en ambos sentidos.
“No mames, parece que estoy en Metro Cuauhtémoc en hora pico”, exclamó un Drácula a quien se le estaba corriendo el maquillaje por el sudor y decidió quitarse la capa de terciopelo porque el calor era infernal.
“Todo está llenísimo, nunca lo había visto así. El Meteoro, el Casa Morelos, Art Studio, el Iguanas, el Cotorritos, ya no se puede entrar, mejor me pongo a bailar aquí afuera”, explicó una monja diabólica que dijo llamarse Marifer, pero sin apellido porque salió de antro sin permiso de sus padres.
Quienes vivieron un infierno fueron quienes osaron meter sus autos a la zona, pues si la gente apenas podía avanzar, los vehículos iban a 20 minutos por cuadra. Pero, aunque fue una noche de terror para los conductores, también fue milagrosa, pues inexplicablemente no se registraron choques ni atropellos.
Pasada la 1:30 de la mañana las calles estaban vacías y los antros a reventar. Esporádicos grupos de jóvenes salían a buscar un taxi que los sacara del Barrio.
En el camino, una Cenicienta con sus dos zapatillas (de charol, no de cristal) aprovechó para vomitar detrás de un auto mientras una momia y Mario Bros la ayudaban. Del príncipe, si sus luces. Probablemente se quedó en uno de los antros que siguen la fiesta hasta el amanecer.
Así exprimieron los regios otra noche de Halloween, la única del año en que olvidan un poco el recato y se animan a sacar a pasear a sus demonios.