Monterrey. - Banquetas destrozadas, angostas, con obstáculos diversos y sin rampas; calles en mal estado y automovilistas que no respetan las zonas peatonales hacen de la zona metropolitana un infierno para quienes utilizan silla de ruedas.
En un recorrido realizado por ABC Noticias se pudo constatar las condiciones de las calles y la escasa cultura vial de muchos conductores que no respetan el paso de las personas.
Además, aunque la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad estipula un número específico de rampas, los municipios del área metropolitana desconocen cuántas hay en su zona, y sólo Guadalupe y San Pedro manifestaron que se realizan bajo petición.
Claudia Martínez Lozano, del Movimiento de Personas con Discapacidad en Nuevo León, menciona que las prioridades en la construcción urbana son erróneas, ya que priorizan los automóviles y no a los peatones, mucho menos las personas con discapacidad.
“No son amigables las calles, no son accesibles, no hay buen mantenimiento para ellas; cuando llega a haber un tramo accesible, otro ya no lo es, se convierte en inseguro porque te obligan a ir por las calles donde pasan los carros, la prioridad se le está dando al carro y no debe ser así”.
El no contar con la infraestructura necesaria provoca que las personas con discapacidad sean invisibilizadas y discriminadas, aseguró.
“Cuando la infraestructura no está bien hecha, no me permites salir a disfrutar de mi tiempo, de mi espacio, tomar una decisión conmigo, qué hacer, salgo y es inaccesible, me puedo caer, y te terminas encerrando tratando de ignorar que tienes discapacidad”, agregó.
A César Alanís, la mala infraestructura urbana le ha costado dientes y huesos rotos debido a caídas, que a veces le causaron buenos samaritanos.
“Y la gente está en disponibilidad de ayudarnos, pero no están acostumbrados... unas jóvenes trataron de ayudarme y me tumbaron”, dijo. Su esposa, Reyna Solís, agregó que hasta ahora han visto apoyo en su solicitud de rampas.