Santiago.- Carne asada, cortadillo, fideos secos, el crujiente chicharrón de puerco, los frijoles con veneno, el machacado y el menudo rojo, por mencionar algunos de los tradicionales platos que acentúan la identidad de Nuevo León, son ahora Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado.
El festín neolones, perfumado con orégano, pimienta, clavo de olor y comino, obtuvo el decreto por el que se declara a la gastronomía tradicional del Estado de Nuevo León como Patrimonio Cultural Inmaterial (Valor Cultural) en la entidad.
Lo anterior fue publicado en el Periódico Oficial del Estado con el objetivo de promover el turismo cultural y políticas de conservación, rescate y divulgación del patrimonio cultural del Estado así como de incrementar los espacios adecuados para la conservación, difusión y el reconocimiento de la identidad regional.
El Decreto instruye a la creación de un Comité para la Protección de la Gastronomía Tradicional del Estado de Nuevo León que deberá ser conformado por la titular de las secretarías de la Cultura y Turismo, así como el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac). Además de un representante del sector académico y dos del sector gastronómico tradicional o contemporáneo.
"Se considera como gastronomía tradicional del Estado de Nuevo León, a las manifestaciones culinarias generadas a partir del uso de ingredientes, elementos y técnicas características de la entidad, derivadas de la cultura y la identidad de los habitantes del Estado de Nuevo León", indica el decreto.
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En su libro "Cocina tradicional neoleonesa, Donde comienza el olor a carne asada", la antropóloga Edith Yesenia Peña Sánchez enlista 345 preparaciones de la cocina neolonesa entre platos fuertes, postres y bebidas, combinando proteínas que van desde el cabrito, la res, peces, marsupiales, anfibios y reptiles.
En dicho documento la autora identifica al menos 22 preparaciones para el tradicional cabrito, y resalta que el maridaje de la comida neoleonesa requiere "salsa molcajeteada, una cerveza local y de postre una Gloria".
"Para algunos, que desconocen la complejidad de esta cocina, la posicionan como atemporal, y bien podría ser para ellos una cocina del cazador, recolector y pescador que va directo a la mesa sin grandes elaboraciones ni sorpresas gastronómicas, lo cual dista de la realidad (...) Sin dudar, la cocina neoleonesa es un crisol cultural", indica la autora.