Monterrey.- La que hace dos años era la presa más emblemática de Nuevo León, debido a la sequía que afecta al Estado se ha convertido en gran parte en un desierto.
El árido paisaje de la presa La Boca no sólo se refleja en la tierra con grietas, sino también en los negocios, donde sus dueños esperan con ansias a los visitantes, así se pudo constatar a través de un recorrido hecho por ABC Noticias.
Los bajísimos niveles del embalse han permitido que, incluso, algunos “buscadores de tesoros” puedan caminar y buscar metales por donde antes había agua, tal y como lo hace Pedro Aguilera, habitante del municipio de Cadereyta.
“Estamos buscando reliquias, moneditas antiguas y de repente sale un anillito de oro. Muchos venían a pescar aquí, y ahora venimos a buscar. El año pasado también vinimos porque estaba así de seca”, destacó el hombre mientras usaba su detector de metales.
Por su parte los visitantes que habían escuchado que La Boca era un lugar bullicioso, donde se podía convivir con la familia y amigos, se fueron decepcionados, pues de este panorama no queda rastro y, ante la falta de agua, las embarcaciones no pueden navegar.
“Jamás, si se queda uno aquí más tiempo dan ganas de llorar a grito abierto, la gente llega, mira y se va, es algo muy triste que lo vemos y es real y en Monterrey también estamos para llorar. Ahora falta que llueva y que la cuidemos (el agua)”, indicó Luis Miguel Garza, visitante de La Boca.
“Mis amigas me acaban de traer y no les creía que no había agua hasta que me pasaron un video, y ahí están los barcos, pero está un charquito. Estaba consciente de los cortes de agua, pero no que hubiera tanta sequía”, manifestó Roxana García, otra de las visitantes.
Los que más padecen la falta de agua son los restaurantes que han bajado de un 60 a tan solo un 20 por ciento en sus ganancias, además de tener que “descansar” a sus trabajadores como le sucedió a “El Flotante”, restaurante que quedó en medio de la tierra.
“Esperábamos por lo mucho un 60 por ciento, a como está la situación va a ser un 20 o 25 por ciento. Este año está más difícil, está más bajo el nivel del agua que el año pasado, hemos estado descansando a muchos (trabajadores). Esperamos que vengan, aquí seguimos”, apuntó el chef Eduardo Vidal.
El paisaje de la falta de agua se complementa con el de las mesas vacías de los restaurantes, al igual que el de los músicos quienes también han disminuido sus ingresos, pues anteriormente percibían ganancias de hasta 150 mil pesos, y ahora difícilmente llegan a los 2 mil.