Monterrey.- Un reciente estudio reveló que el 90% de los adultos mexicanos vivieron al menos una experiencia adversa en su infancia, lo que incrementa el riesgo de padecer depresión o cáncer, entre otros problemas.
En el estudio de La Primera Encuesta Nacional de Experiencias adversas en la niñez (ACEs por sus siglas en inglés), elaborado por el Centro de Primera Infancia del Tecnológico de Monterrey, respaldado por Fundación FEMSA.
Se mostró que, de estas personas, el 23% enfrentó cuatro o más experiencias adversas, lo que incrementa los riesgos de padecer problemas como depresión, obesidad, adicciones, diabetes o cáncer.
En cuanto a la población infantil actual, cuatro de cada diez niños ya han experimentado alguna adversidad, siendo la negligencia emocional la más común. Esta incluye la falta de atención, apoyo o protección, y separaciones parentales.
El informe se presentó durante el Segundo Foro Internacional de Primera Infancia, realizado el 20 y 21 de noviembre, donde se analizaron estrategias para reducir estas problemáticas y promover una infancia más equitativa en México y América Latina.
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Eva Fernández, directora de Valor Social de FEMSA, subrayó la importancia de actuar ante este tema que puede afectar el futuro emocional de los infantes.
“Hago énfasis en los caminos que abre esta encuesta porque no quisiera dejar que el diagnóstico nos paralice. Más bien les invito a entusiasmarse con la posibilidad de unir esfuerzos, como lo hicimos para elaborar este trabajo, y así desarrollar e implementar las soluciones que tanto le urgen a las niñas y los niños”, mencionó Fernández.
Entre los expertos que participaron en el foro estuvieron Hirokazu Yoshikawa, de la Universidad de Nueva York, y Pat Levitt, del Children’s Hospital de Los Ángeles, reconocidos líderes en desarrollo infantil.
También estuvieron presentes representantes de organizaciones internacionales como Save the Children y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Durante la inauguración, Lorena Guillé-Laris, directora de Fundación FEMSA, destacó la relevancia de invertir en los primeros años de vida, afirmando que es esencial para reducir desigualdades en la región.
Por su parte, Manuel Pérez, director del Centro de Primera Infancia, enfatizó que el enfoque debe ir más allá de indicadores como pobreza o nutrición y centrarse en un desarrollo integral vinculado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Las investigaciones en neurociencia sobre la primera infancia como análisis del funcionamiento y desarrollo del cerebro, comportamiento y emociones, han permitido crear un nuevo paradigma para pasar de la atención de indicadores como pobreza, nutrición, salud o educación, a la visión transversal ligada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y bienestar, siendo estos una tarea prioritaria del gobierno y la sociedad”, comentó Pérez.
El Centro de Primera Infancia también anunció iniciativas como un certificado en políticas de primera infancia, diseñado en colaboración con universidades internacionales, para formar líderes capaces de implementar proyectos que mejoren las condiciones de la niñez en América Latina.