Monterrey.- La falta de permisos, condiciones insalubres, crecimiento descontrolado y reportes por maltrato en los centros contra adicciones, conocidos como anexos, tiene en alerta a las autoridades de Nuevo León.
La Secretaría de Salud contabiliza 210 anexos, pero en el último año han sido suspendidos 27 por dar un tratamiento inadecuado a sus internos. Denunciantes dijeron haber sido golpeados, encerrados e incluso haber pasado días sin comer ni tomar agua.
Al incrementarse las quejas ante la Comisión de Derechos Humanos del Estado (CEDHNL) entre 2021 y 2023, el organismo solicitó a los 51 alcaldes que informen sobre el padrón existente.
“De 2015 al 2020 se atendieron sólo siete expedientes, pero de 2021 al 2023 abrimos 16 expedientes de queja por maltrato en anexos”, dijo Olga Susana Méndez, presidenta de la CEDHNL.
Aunque desde septiembre se hizo la solicitud, sólo 10 alcaldes han atendido la petición: Pesquería, Zuazua, Santa Catarina, Sabinas Hidalgo y García.
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San Pedro, Hualahuises, Ocampo y Anáhuac contestaron que no hay anexos en su territorio, mientras que Apodaca sólo informó de sus programas de ayuda contra la drogadicción.
El pasado 18 de enero un anexo fue suspendido en Monterrey por operar fuera de ley y con violencia. Los trabajadores del centro Recupérate Man, A.C. fueron captados empleando violencia para internar a un joven estudiante de secundaria.
Gerardo Palacios Pámanes, secretario de Seguridad, urgió la regularización de estos centros.
“Estos centros nacen de una necesidad innegable de rehabilitación de adicciones, pero primero hay que regularizarlos”, dijo. En octubre se inició una investigación en otro anexo de Monterrey luego del fallecimiento de un interno que fue encontrado con golpes.
En julio cinco hombres fueron detenidos, entre ellos el encargado del anexo, ubicado en la colonia Moderna, por el homicidio de un hombre.
Dos días después, 20 mujeres fueron rescatadas en Escobedo al afirmar que eran encerradas, golpeadas y pasaban días sin comer ni tomar agua.
Otro caso ocurrió en enero del año pasado cuando 19 jóvenes escaparon de un anexo conocido como Ayudar a los Adictos, también en Escobedo, y dijeron haber sido atacados a balazos, y con palos y bates de beisbol.
Carlos Medina, de 37 años, denunció casos de maltrato en un anexo en Allende, donde él mismo se internó durante siete meses.
“A mí me tocó ver cómo los golpean, que los dejan parados desde las 07:00 de la mañana a 10:00 de la noche. A mí no me tocó sufrir ningún maltrato porque soy una persona aplicada... como a las cuatro semanas de haber entrado me pusieron en el servicio de la cocina, yo estuve cocinando ahí todo el tiempo que duré”, explicó.
Mencionó que las instalaciones tienen un deterioro en las tuberías, pues brotan desperdicios de una fosa séptica.