Monterrey.- La elección de un nuevo pontífice ha sido objeto de muchas especulaciones, intrigas o interpretaciones artísticas y cinematográficas como El libro y la película "Cónclave", que muestran a la iglesia en escándalos y luchas de poder.
En entrevista para ABC Radio, Armando Cavazos, director de comunicación de La Arquidiócesis de Monterrey, explicó que el proceso del cónclave vaticano para elegir al sucesor del papa Francisco, no es cuestión política ni cómo se ve en las películas.
“Este proceso hay que entender como es, ya que luego hay muchas dudas en torno a cómo se da y nos imaginamos que están los cardenales en los pasillos conspirando, y es de manera distinta, no es política y como en toda película se toman algunos elementos y luego se le pone un toque Hollywood con drama, pero realmente el cónclave ocurre en mucha oración”, expuso.
En este sentido, tras la muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril, este 7 de mayo, a las 16:30 horas del vaticano (08:30 horas de México), 133 cardenales electores entrarán a la Capilla Sixtina, en donde se iniciará el proceso, para designar al nuevo líder de la Iglesia católica.
Se realiza el Juramento de todos los cardenales que participan en el cónclave y se declara el "Extra omes" (Todos fuera) y se cierran las puertas de la capilla.
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La Constitución vaticana establece que después de tres días de escrutinios, 12 votaciones, los cardenales realizarán una pausa de un día en el cónclave.
Desde el momento de la pausa en adelante, el cónclave alternará ciclos de siete votaciones y recesos hasta elegir al nuevo Papa. El ganador requiere dos tercios de los votos, es decir 89 votos.
“Va a iniciar este proceso, imagínate son 133 cardenales los que votan y es un proceso más tradicional y rústico, artesanal y esta primera ronda si no se logran los dos tercios se concluye y al día siguiente habrá dos votaciones, una en la mañana y otra en la noche”, dijo.
La fumata blanca, acompañada del repique de las seis campanas de la basílica de San Pedro anuncia al mundo que hay nuevo Pontífice, el Papa electo decide el nombre con el que quiere ser conocido y se dirige a la sacristía o a la llamada "sala de las lágrimas", donde se viste con los hábitos papales.
Finalmente se hace el anuncio "Habemus papam" en el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro y el nuevo Papa se presenta por primera vez ante los fieles y concede la bendición "Urbi et Orbi".