Monterrey.- A quince años del impacto del huracán Alex, la memoria colectiva de Nuevo León aún guarda con nitidez los estragos de uno de los desastres naturales más devastadores en su historia reciente.
Aquel primero de julio de 2010, el fenómeno meteorológico azotó con fuerza inusitada el noreste del país, dejando a su paso inundaciones históricas, destrucción urbana y una estela de pérdidas humanas y económicas.
Con un ojo de 900 kilómetros de diámetro, vientos de hasta 175 km/h y una precipitación acumulada de 446.5 milímetros, de acuerdo a información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Alex se convirtió en un referente del poder de la naturaleza y en una dura lección para la infraestructura y la gestión de riesgos en el estado.
En apenas dos días y medio, llovió lo equivalente a dos años completos de precipitaciones en la entidad.
Las imágenes aún persisten: vehículos arrastrados y apilados por la corriente, la avenida Constitución colapsada, la escultura de la Virgen desaparecida, y el cauce del Río Santa Catarina transformado en una zona de desastre.
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Fueron 15 las personas que perdieron la vida, más de 15 mil hogares damnificados y miles sin agua ni electricidad, en un episodio que paralizó a Monterrey y su zona metropolitana.
Expertos han reiterado que de no haberse construido la presa Rompepicos tras el paso del huracán Gilberto en 1988, los daños por Alex se habrían incrementado hasta en un 35 por ciento. No obstante, Nuevo León fue el estado más afectado de los tres impactados por el meteoro.
El gobierno federal calificó al 2010 como el año más costoso por desastres naturales en la historia del país, incluso por encima del sismo de 1985.
Cabe señalar que el huracán Alex, es el segundo fenómeno con el menor número de precipitación acumulada, por detrás del huracán Gilberto en 1988 con una acumulación total de 370 milímetros, sin embargo, generó daños por más de 21 mil millones de pesos, llevó a declarar zona de desastre en 118 municipios, y dejó 31 mil viviendas, mil 769 escuelas y 171 mil hectáreas de cultivo severamente afectadas.
¿Esta Nuevo León listo para otro Alex?
Quince años después, con la temporada de lluvias nuevamente en puerta, la pregunta persiste: ¿Cuánto hemos aprendido y cuánto hemos avanzado? Aunque se han reforzado algunas obras hidráulicas y protocolos de emergencia, para muchos las cicatrices del huracán siguen abiertas, tanto en el paisaje urbano como en la memoria.
Lo anterior retumba entre los neoloneses luego de las declaraciones de Hernán Villarreal, secretario de Movilidad y Planeación Urbana, quien el pasado mes de mayo declaró que la llegada de un huracán a la zona metropolitana, con la poca capacidad hidráulica actual del Río Santa Catarina provocará inundaciones importantes, incluso más que en el huracán Alex.
“El modelo pronostica que, ante un huracán similar al Alex, como la capacidad hidráulica del canal de Santa Catarina ha venido disminuyendo, tendría mayores inundaciones que lo que se tuvieron en su momento con el huracán Alex”, dijo.
Hoy, en 2025, Alex no solo representa un parteaguas en la historia climática de Nuevo León, sino un recordatorio permanente de que la prevención y la resiliencia deben estar al centro de cualquier estrategia frente al cambio climático.