El Puente Atirantado: Un Testigo de la Vida en Monterrey

Más que una obra de ingeniería, el puente un testigo silencioso de la vida y las historias de Monterrey, uniendo la ciudad con los recuerdos de sus habitantes.

Puente Atirantado de Monterrey
Puente Atirantado de Monterrey Créditos: Dalia Manríquez / ABC Noticias
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Monterrey. - El Puente de la Unidad, conocido popularmente como el Puente Atirantado de Monterrey, es mucho más que una estructura de concreto y acero; es un símbolo y un testigo de la vida en la ciudad.

A diferencia de los impresionantes puentes atirantados a nivel mundial, cuya grandeza se mide en cifras récord, la trascendencia del Puente de la Unidad radica en las historias personales y colectivas que ha albergado.

Construido entre 2001 y 2003 sobre el caprichoso río Santa Catarina, que alterna entre ser un lecho seco y una fuerza desbordada, el puente ha permanecido firme y constante.

Ha presenciado los embates de huracanes como Gilberto y Alex, sirviendo como un punto de referencia de resiliencia y esperanza para una ciudad en busca de refugio.

En momentos de calma, el río seco a sus pies se transforma en un espacio de convivencia, un parque improvisado para paseos familiares y actividades recreativas, con el puente ofreciendo una vista privilegiada de la vida regiomontana.

Para muchos, este puente no es solo una vía de tránsito, sino una parte intrínseca de su día a día y de sus recuerdos más preciados.

Es el camino al trabajo, a casa, el punto de encuentro para la familia. Ha sido escenario de alegrías, sustos y aprendizajes. Su grandeza no se encuentra en ser el más largo o el más alto, sino en ser un depósito de memorias, pasos repetidos, abrazos y sueños compartidos.

Es, en esencia, "el puente que se construyó con recuerdos", un elemento distintivo que hace que los habitantes de Monterrey lo sientan como propio.

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