Monterrey.- Las pérdidas por una hora sin electricidad en México pueden ascender hasta los 200 millones de dólares, según estimaciones del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Fabricante de Exportación de México (Index).
La cifra refleja el fuerte impacto que una crisis energética prolongada puede tener sobre la industria, los servicios estratégicos y la vida cotidiana de millones de personas.
“Una crisis energética prolongada podría poner en jaque tanto al sector productivo como a la vida cotidiana de millones de personas. Las industrias verían frenadas sus líneas de producción, sufrirían pérdidas millonarias y se enfrentarían a rupturas en sus cadenas de suministro, debilitando su competitividad ”, indicó el Index.
El riesgo de apagones masivos se incrementa ante la posibilidad de que el Margen de Reserva Operativo (MRO) del sistema eléctrico nacional caiga por debajo del 3% en las horas de mayor demanda, entre las 20:00 y 22:00 horas, un umbral considerado de alto riesgo para la estabilidad del suministro, advierten especialistas del sector.
Consultores energéticos han señalado que la ola de calor iniciada el pasado 14 de mayo y que concluyó el 21 del mismo mes, deterioró las reservas eléctricas, situación que ya ha derivado en cortes programados en distintas regiones del país.
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"El riesgo es real y creciente. El sistema eléctrico enfrenta márgenes de reserva muy reducidos, especialmente durante olas de calor o eventos climáticos extremos", advirtió Cadena.
ABC Noticias publicó la semana pasada que la Caintra y el Clúster Energético de Nuevo León advirtieron que en seis meses podrían haber apagones sistemáticos en el estado si no se incrementa la capacidad de generación y transmisión eléctrica.
Tan solo el 4 de marzo del presente año, la Comisión Federal de Electricidad recibió 141,618 reportes de usuarios afectados por la falta de suministro eléctrico en el estado.
Una crisis de este tipo no solo afecta a la industria fabricante y de exportación, sino que pone en jaque a sectores estratégicos como salud, telecomunicaciones, logística y alimentación.
“La falta de electricidad interrumpe cadenas de suministro, frena líneas de producción y debilita la competitividad nacional”, advierte el comunicado de Index, al subrayar que el impacto económico podría traducirse también en afectaciones sociales generalizadas.
En los hogares, la falta de energía implicaría vivir sin refrigeración, agua caliente, internet o iluminación, afectando directamente la comodidad, seguridad y bienestar de las familias. Más allá del impacto económico, el riesgo se traduce en una amenaza real para la estabilidad operativa y social del país.
Frente a este panorama, el verdadero desafío no está solo en responder al crecimiento en la demanda energética, sino en hacerlo con soluciones eficientes y confiables que garantizan continuidad.
Factores como el cambio climático y el aumento de temperaturas extremas hacen urgente contar con fuentes de energía alternativas, especialmente en sectores críticos y entornos industriales.
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