Ciudad de México.- A cinco años de su implementación, el etiquetado frontal de advertencia ha logrado cambios significativos en los hábitos de compra en México.
Según datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), más del 80?% de los padres y 40?% de los adolescentes han ajustado los productos que adquieren, tras la implementación de los sellos octagonales que alertan sobre exceso de azúcares, calorías, sodio y grasas.
Los sellos, que forman parte de la NOM-051, buscan proporcionar información clara y directa en el punto de venta, permitiendo a los consumidores identificar rápidamente productos con contenido crítico que puede afectar su salud si se consumen en exceso.
El INSP destaca que esta política no solo ha influido en la demanda, sino que también ha motivado a la industria a reformular productos, reduciendo azúcares, sodio y grasas para cumplir con los límites establecidos.
Esta doble acción —modificación en la oferta y la demanda— fortalece la efectividad del etiquetado como herramienta de prevención de enfermedades crónicas no transmisibles.
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Además, la medida ha tenido un alto nivel de aceptación social.
Estudios realizados por el INSP muestran que la mayoría de los padres reconoce la utilidad de los sellos, mientras que adolescentes y adultos están más conscientes del contenido nutricional de los productos que consumen.
Además, el 75?% de la población considera que ahora adquiere opciones más saludables, un indicador de que la política está logrando su objetivo de orientar decisiones de compra hacia hábitos más nutritivos.
Organizaciones como El Poder del Consumidor han exigido que autoridades como la Profeco y la Secretaría de Economía refuercen la vigilancia del cumplimiento de la NOM-051 y sancionen a las compañías que buscan eludirla.
Incluso, han promovido recursos legales para impugnar irregularidades en el proceso de actualización de la norma.
El caso mexicano ha sido referente internacional, aunque países como Argentina y Colombia han establecido reglas más estrictas en cuanto a tamaño, ubicación y legibilidad de los sellos, lo que brinda mayor certeza a los consumidores.
Especialistas en salud pública alertan que relajar la aplicación del etiquetado pondría en riesgo una de las políticas más efectivas en la prevención de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, al reducir la capacidad de la población para tomar decisiones informadas.