Las mujeres, dice Alma Rosa Marroquín, “tenemos una visión global, pero también vamos al detalle”.
La secretaria estatal de Salud asegura que estas premisas la han guiado para trazar las estrategias del sector público que encabeza desde el arranque del actual gobierno de Nuevo León.
“No se trata -dice- de números: cuántos pacientes tengo y cuánto dinero tengo para atenderlos, sino de una visión más holística”, plantea la funcionaria en entrevista con Distrito ABC.
La primera parte de su gestión, explica Marroquín Escamilla, consistió en interpretar los “síntomas” del estado para hacer un “diagnóstico preciso” y atender las problemáticas más importantes.
Primero, reconoce, el sistema estatal de salud estaba debilitado y todavía transitaba por una de las etapas más complejas del COVID-19.
El reto era, dice, no sólo enfrentar el problema de la pandemia, sino impulsar estrategias integrales con enfoque en la prevención y en el cuidado integral.
“Se trata de trasladar la atención a una persona en su entorno, con las características físicas propias, pero también sociales, personales, familiares y entender que una persona se deprime por una enfermedad y que sabe que tiene riesgo de morir y ¿qué va a dejar a sus hijos?; todo eso lo vemos con una mayor sensibilidad”, explica.
Además, dice, la prevención en salud es fundamental, “porque un sistema sin prevención efectivo no es capaz de responder a todas las complicaciones”.
Tras haber transitado por la etapa inicial de su gestión, la funcionaria habla de sus retos para el corto y el largo plazos.
“Hay muchas actividades que tenemos planeadas para este año y para el que sigue; ya tenemos nuestra visión más concreta y más clara”, dice Marroquín.
“Hemos construido nuestro plan de intervención, nuestra estrategia de trabajo, pero tenemos muchos retos y el más importante es que la sociedad vuelva a confiar en el sistema de salud y brindarles un servicio de calidad donde la gente se sienta segura y tranquila de que van a obtener un beneficio al asistir con nosotros”, agrega la funcionaria estatal.
¿Qué significa encabezar la Secretaría de Salud de Nuevo León?
Realmente ha sido un gran reto. Veníamos transitando por momentos difíciles en materia de salud. Siempre el tema en términos generales es muy retador, y para nosotros los médicos significa ir al punto específico donde se tienen que resolver los problemas; ser una especie de investigador y estar muy pendiente de cuáles son los signos y síntomas que tiene un paciente; en este caso, los signos y síntomas que tiene un estado para poder hacer un diagnóstico preciso y llegar a atender la problemática más importante.
El gran reto era: ¿cómo estábamos ante un sistema de salud tan debilitado, tan difícil en el momento en que llegamos? Y ¿cómo reconstruimos un sistema de salud con las lecciones aprendidas de la pandemia?
Veníamos todavía con la tercera ola de COVID-19 disminuyendo; luego la cuarta, la quinta y ahorita la sexta. Teníamos no solamente que trabajar con el COVID, sino impulsar todas las estrategias en la búsqueda de esta reconexión con los ciudadanos para darle la importancia a la salud de forma integral.
El gran reto era: ¿cómo tener un diagnóstico claro, certero y cómo volver a reconectar con los ciudadanos y ciudadanas para que se acerquen nuevamente a los sistemas de salud y realmente tener esa comunicación, esa integración; la educación en salud, que es fundamental, y la prevención, porque un sistema sin prevención efectivo, no es capaz de responder a todas las complicaciones.
¿Cuáles han sido los principales obstáculos?
Desafortunadamente, muchos rezagos de cosas que habíamos avanzado durante muchos años: toda la parte de la prevención.
La vacunación infantil también es un rezago importante y por eso establecimos como eje estratégico la atención a la primera infancia, porque si nosotros le invertimos ahorita a la primera infancia, a mediano y largo plazo vamos a empezar a identificar esos resultados.
Tenemos problemas tan terribles como el sobrepeso y la obesidad, que nos producen enfermedades crónicas; tenemos una situación de que no estamos cuidando y alimentando correctamente a nuestros niños, no los estamos estimulando de forma adecuada; por eso los problemas del neurodesarrollo cada vez son más evidentes.
Y los excesos, tanto en alimentos como en tiempos frente al televisor y los videojuegos influyen en la salud mental desde niños. El impacto en la primera infancia es uno de nuestros ejes prioritarios
Por otro lado, teníamos ya situaciones urgentes. Cuando llegamos identificamos cuáles eran las causas de mortalidad más importantes, además del COVID, que había que atender. Hablamos del cáncer infantil y el cáncer en la mujer.
Estábamos identificando una gran cantidad de niños y de mujeres cuyos cánceres se podían detectar oportunamente, que podían resolverse y que desafortunadamente, por un sistema de salud fragmentado, con la desaparición del Seguro Popular, se perdió gran parte de la base que se había logrado años atrás.
El reto era integrar esta información y plantear una estrategia que, en el transcurso de los seis años de gestión, pudiésemos ir implementando paulatinamente para resolver la problemática.
¿Cómo influye una visión femenina en la Secretaría de Salud de Nuevo León?
Siendo mujeres, tenemos una visión global, pero también vamos al detalle, donde prevalece el tema del cuidado. Somos cuidadoras por naturaleza y no solamente se trata de números: cuántos pacientes tengo y cuánto dinero tengo para atenderlos; sino de una visión más holística.
Hemos trabajado mucho en coordinarnos con la Secretaría de Igualdad e Inclusión, con la Secretaría de Educación, con la Secretaría de Cultura y entre todas, en este gabinete de Igualdad para todas las Personas, desde diferentes ópticas y perspectivas, abonar a un mismo proyecto.
Nosotros les presentamos casos a las demás secretarías donde hay un problema; por ejemplo, mamás con cáncer me dicen: ‘por favor, necesito una beca para mi hijo’ o ‘estoy sufriendo de maltrato‘ o ‘no tengo alimentos’; ahí entran la Secretaría de las Mujeres o la Secretaría de la Igualdad.
Se trata de trasladar la atención a una persona en su entorno, con las características físicas propias, pero también sociales, personales, familiares y demás. También entender que una persona se deprime por una enfermedad y que sabe que tiene riesgo de morir y ¿qué va a dejar a sus hijos?; todo eso lo vemos con una mayor sensibilidad.
¿Cómo enfrenta en lo personal el desafío de ser Secretaria?
Siempre tratas de ser objetiva, profesional y analítica, pero también hay un toque personal.
Tengo formación de pediatra y un doctorado en neurodesarrollo. Sé la importancia que tiene en la primera infancia, la nutrición.
Estuve seis años en el Hospital Materno Infantil; conozco lo que viven las mujeres, sus complicaciones.
Luego estuve en atención a COVID, en el Sistema Tec Salud. Viví con todas las familias lo que es atender una crisis de salud y cómo resolverla desde la atención de otros pacientes que llegaban con una emergencia que no era COVID.
Toda esta mezcla de experiencia y formación me ha permitido tener una visión más completa.
Cuando llegué estábamos en medio de una pandemia, pero teníamos que recuperar rápido la actividad; los niños que estuvieron dos años encerrados tenían rezagos en neurodesarrollo; los adolescentes, depresión, riesgo de uso de sustancias y de suicidios.
¿Qué presencia tienen las mujeres en el sector salud del estado?
En enfermería prácticamente un 80% son mujeres; en el área médica, estamos 60% hombres, 40% mujeres; en puestos directivos, ahí sí te puedo decir que no tanto, pero en esta administración ya hemos integrado a muchas mujeres, y estamos también integrando a personas con capacidades diferentes, haciendo un esfuerzo de ser inclusivos y de ir permeando toda esta nueva forma de ver la vida, incluyendo a las personas.
No es que las mujeres seamos mejores o peores; aportamos diferentes visiones y si las conjuntamos y hacemos este trabajo de forma coordinada, los resultados van a ser mucho mejores.
¿Qué importancia tiene la salud de la mujer en el gobierno de Samuel García?
Si tenemos mujeres sanas y fuertes, van a ser un gran pilar en la sociedad y tenemos que estar conscientes de que las mujeres tienen un doble o triple rol. Son madres, esposas, son las cuidadoras también de los papás; muchas veces también trabajan.
Llevar todos estos roles sin una salud física y emocional completa, se vuelve mucho más complicado para ellas y para sus familias.
Por eso estamos identificando los escenarios en que podemos intervenir, no solamente la salud física, mental y emocional, sino la social. Que pueda haber un equilibrio, porque de ahí parten todas las estrategias que podamos hacer en todos los grupos de edad, particularmente en la primera infancia.
En el caso del programa contra el cáncer en mujeres, marca lo que son mastografías y desde la sospecha hasta el diagnóstico.
Antes tardábamos un año porque tenían que conseguir el dinero para la biopsia, y luego quizá había que hacer algún otro estudio mucho más específico, una resonancia, etcétera. En el mejor de los casos regresaban ya tarde.
Nosotros estamos incluyendo el diagnóstico, resonancia, biopsias, ultrasonidos, mastografías, por supuesto, y todo lo que se necesite. Posteriormente, una vez diagnosticado ya el tratamiento, quimioterapia, radioterapia y reconstrucciones.
Los resultados reales y absolutos los vamos a tener en la sobrevida a cinco años, pero ya el garantizar el acceso, la continuidad de la atención y que al menos al primer año podemos decir que el 95% de mis pacientes siguen vivos, es un gran aliciente.
En total entre mujeres y niños hemos atendido 700 pacientes en el programa; 500 mujeres y 200 niños.
De estos 700 pacientes, durante el 2022 se incorporaron alrededor de 200 pacientes con cáncer de mama y las otras ya venían de 2021 y se integraron con un tratamiento regular y sin la preocupación de que no van a poder cubrir la quimioterapia.
¿Por qué el enfoque en primera infancia y mujeres?
La mitad de nuestros cánceres ya se estaban presentando en mujeres jóvenes que dejaban en la orfandad a niños de un año, de tres años. Esas causas afectan no solamente por la muerte de la mujer sino todo el entorno y la familia.
Era importante y urgente atender la mortalidad de las mujeres en edad reproductiva a través de la cobertura universal del cáncer de mama y la mortalidad materna, a través de intervenciones que aseguran el correcto cuidado y seguimiento de la mujer desde que se embaraza, durante el nacimiento y la etapa posterior al nacimiento, y con el bebé recién nacido.
En mayo arrancamos el programa “Asistimos con amor”, donde un ejército de enfermeras acude a buscar a todas las mamás que tuvieron su bebé en la semana previa para identificar situaciones de riesgo, de crisis, para fomentar la lactancia materna, verificar que la mamá tenga la presión arterial normal, que no tenga un sangrado abundante, que no tenga datos de infección y con ello prevenir tanto las complicaciones del parto o la cesárea e incluso la mortalidad materna, y fomentar todos los estilos de vida saludable para el recién nacido.
El programa se aplica a todos los niños que nacen en los servicios de salud del estado, son alrededor de 25,000.
¿Qué desafíos implicó la desaparición del Seguro Popular?
La gente se siente descobijada. Para eso desarrollamos el programa “Cuidar tu Salud”, que es el servicio médico para personas sin derechohabiencia y aplica en nuestros casi 400 centros de salud, 12 hospitales y 40 unidades médicas.
¿Hay presupuesto para los cambios que se propone?
Este año tenemos cerca de $400 millones asignados, pareciera mucho, pero nos hace falta más. Estamos tratando de ser muy eficientes en todo el uso del recurso, pero si lo dejamos para después nunca va a haber presupuesto que alcance,
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