Cuando le vendes casi medio billón de dólares a Estados Unidos, no puedes esperar que todo sea color de rosa.
Históricamente, los estadounidenses han demostrado ser un cliente muy demandante y además implacable en la defensa de sus intereses y los de sus empresas.
A pocas semanas de que se difundieran los datos oficiales que colocaron a México como el país que más exportó productos y servicios a ese país durante 2023, se revivió el viejo conflicto comercial que involucra al próspero negocio del acero y el aluminio.
Tras un encuentro virtual el 16 de febrero entre la representante comercial estadounidense Katherine Tai y la secretaria mexicana de Economía Raquel Buenrostro, la funcionaria norteamericana advirtió que su país estudia seriamente imponer aranceles a las importaciones de esos dos commodities provenientes de territorio Azteca.
En mayo del 2019, México ya había conseguido que Estados Unidos eliminara tanto topes como aranceles a sus exportaciones de acero y aluminio.
Sin embargo, el acuerdo nunca dejó del todo satisfechos a los americanos y las acusaciones de comportamiento desleal por parte de nuestro país se mantuvieron.
En otra conversación que tuvieron Tai y Buenrostro el 6 de julio del 2023, la estadounidense había exigido airadamente mejorar el monitoreo de estas mercancías bajo sospechas de comportamiento desleal por parte de las compañías mexicanas, y de proteccionismo por parte del gobierno.
Aquel encuentro se derivó de las continuas presiones que la industria acerera estadounidense había estado haciendo al Gobierno y Congreso de su país.
Y es que el acero ha sido un jugador clave en la histórica racha que viven las exportaciones mexicanas a Estados Unidos.
“Está claro que México ha violado continuamente el acuerdo (del 2019) y no está cumpliendo sus compromisos”, denunciaba en agosto Michael Stumo, el CEO de la Coalición para una América Próspera, un organismo bipartidista que defiende los intereses de productores y trabajadores estadounidenses.
El gobierno mexicano se defiende con el argumento de que el incremento en las exportaciones acereras se debe a una mayor demanda estadounidense y a las alzas de producción en nuestro país, pero no a una triangulación comercial de China, como Washington ha llegado a acusar.
Sin embargo, la advertencia de la Casa Blanca se mantiene y el tema del acero y el aluminio podría ser la controversia que arruine los festejos por la extraordinaria racha exportadora mexicana hacia Estados Unidos.